Oviedo, M. J. IGLESIAS / E. G.

El bioquímico israelí Baruch Minke recibió ayer con gran satisfacción la noticia del premio «Príncipe de Asturias» de Investigación Científica y Técnica, y explicó a LA NUEVA ESPAÑA algunos aspectos de su trabajo.

-Sus investigaciones están relacionadas con los llamados canales iónicos TRP. ¿Cómo explicar qué son y cómo funcionan?

-El TRP es un canal de proteínas de células neuronales que transmiten información sensorial a nuestro cerebro. El TRPV1 transmite información sobre el dolor a los centros del cerebro que interactúan con ese dolor.

-¿Por qué se produce y por qué se percibe el dolor?

-El dolor es un fenómeno complejo, lo hay de muchas clases. Su origen, me refiero a ese dolor que parece quemar, está en los TRP que residen en las neuronas que conectan con la espina dorsal y llegan a la piel o a la cara interna de las terminaciones nerviosas de las cavidades corporales.

-¿Existirá algún día el medicamento perfecto contra todo tipo de dolor crónico?

-Nuestra próxima misión es concienciar a los científicos de que el dolor no es solamente un síntoma. La segunda misión urgente es desarrollar nuevas estrategias para producir medicinas contra el dolor basadas en los TRP. La tercera misión, ya a largo plazo, es entender cómo se establece la cadena de control desde los altos centros del cerebro. Algo que sabemos de los sistemas del dolor es que las señales que entran por la piel pueden moderarse e incluso ser ignoradas por completo por otras señales de control que se generan en el cerebro. Nos gustaría entender mejor cómo funcionan esos mecanismos. Estoy seguro de que en el futuro habrá grandes descubrimientos, pero no me atrevo a darle un calendario.

-¿Se investiga poco el dolor?

-El dolor, particularmente el dolor crónico, es el gran problema biomédico con un gran impacto social. Afecta a la calidad de vida de un alto porcentaje de la población y va asociado a un enorme gasto para tratarlo y combatirlo. Todavía se han conseguido resultados mínimos. Es un elemento que juega un papel importante en todas las disciplinas médicas, pero quizá por eso investigarlo no es una prioridad para ninguna de ellas.

-Nos gustaría una valoración personal y profesional de quienes comparten con usted el premio, los bioquímicos David Julius y Linda Watkins.

-David Julius es un querido amigo, aunque trabajamos de forma independiente. No conozco personalmente a Linda Watkins, pero sé de sus estudios pioneros sobre el dolor en las células gliales.

-Usted ha investigado la visión en la Drosophila melanogaster, la mosca de la fruta. ¿Qué conclusiones extrae de esas investigaciones en relación con los seres humanos?

-Las grandes compañías farmacéuticas están buscando intensivamente nuevas sustancias contra el dolor. La búsqueda de estas moléculas que bloquean los canales TRP es más fácil y más eficiente en las moscas que en los humanos. Y también en los ratones.

-¿Vendrá a recoger el premio «Príncipe de Asturias» de Investigación Científica y Técnica el próximo mes de octubre?

-Por supuesto que será un gran honor y todo un placer acudir a Oviedo.