Oviedo

«Estoy donde siempre he soñado estar», afirma Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971) cuando se constata su condición de autor de amplia proyección. Con «La luz es más antigua que el amor», su octava novela, la cuarta de gran tirada, Menéndez Salmón ha consolidado una carrera literaria que hace menos de cuatro años dio un salto cualitativo con la publicación de «La ofensa» y que lo ha llevado a figurar con todos los merecimientos en la primera línea de las letras nacionales. En reconocimiento a esa trayectoria y a la trascendencia alcanzada con su obra más reciente, en la que la gran aceptación de los lectores coincide con el éxito de la crítica, Menéndez Salmón ha sido elegido «Asturiano del mes» de septiembre de LA NUEVA ESPAÑA.

No hay escritor solvente sin un lector previo. En el caso de Menéndez Salmón, el gusto por la lectura es un placer temprano y estival, surgido en los largos día del veraneo en la casa de los abuelos en Colunga. «La isla del tesoro», de Stevenson, es el libro germinal del lector mientras que en su vocación de escritor, ya al borde de la veintena, influye de forma decisiva «Viaje al fin de la noche», de Louis Ferdinand Céline.

Empezó a publicar con 26 años. En 1997 obtuvo el premio «Asturias Joven» de Narrativa con «Los desposeídos». Menéndez Salmón considera ahora, al mirar hacia atrás, que los años en que comenzó a labrarse un nombre en la literatura regional, con títulos como «La filosofía en invierno», «Panóptico», «Los arrebatados» o «Los caballos azules», lo protegieron ante los efectos no deseados que suele traer el éxito temprano. «La narrativa exige edad y vida propia», afirma quien en 2007 se convirtió en toda una sorpresa literaria en el ámbito nacional con «La ofensa». Con ese libro, con una editorial que lo hace ya visible en las librerías saturadas de títulos y le garantiza el interés de la crítica, inicia la consolidación de su carrera literaria. Le seguirían «Derrumbe» y «El corrector», con los que compone lo que se ha dado en llamar la «trilogía del mal», porque el mal constituye, a su juicio, uno de los grandes núcleos temáticos de la literatura contemporánea. Su formación de filósofo da a sus libros una consistencia reflexiva que singulariza la escritura de Menéndez Salmón. La filosofía le proporciona temas y la literatura consuelo, resume.

Ahora, con «La luz es más antigua que el amor», deja atrás lo que él reconoce como «tres libros oscuros y difíciles». Es una novela en la que, rompiendo las fronteras entre géneros, indaga sobre el arte «como lugar en el que confluyen el pensamiento y la vida».