Miguel Hevia, urólogo del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), es el responsable del equipo quirúrgico de trasplante renal de la región. A continuación, resume algunas de las características esenciales del trasplante de donante vivo.

Ventajas

«Muchas, derivadas de poder utilizar un riñón que se extrae de un sujeto completamente sano, de manera programada y se implanta de forma casi inmediata».

«Se puede practicar en la fase final de la enfermedad del receptor, antes de que éste entre en un programa de diálisis».

«Permite que se trasplante a pacientes jóvenes, a los que resulta más difícil encontrar riñones de donante cadáver, dado que la edad de éstos cada vez es más avanzada y, por tanto, menos acorde con la de los receptores».

Supervivencia

«La supervivencia del donante vivo de riñón es superponible al de la población general, e incluso mayor. Esta mayor supervivencia no se explica por la donación del riñón, sino porque se trata de sujetos completamente sanos que, además, se someten a controles y seguimiento médico más estricto que el resto de la población. Se calcula un riesgo de mortalidad quirúrgica para los donantes vivos de un 0,03% (3 de cada 10.000)».

«La supervivencia del trasplante renal funcionante es claramente superior a la del riñón de donante cadáver: a los 5 años está funcionando el 65% de los riñones de cadáver, y en el caso de los de donante vivo el porcentaje es del 80%. Esta mejoría se incrementa con el paso de los años».

Procedimiento quirúrgico

«La extracción del riñón se hace habitualmente por laparoscopia, que exige un hábito quirúrgico consolidado para asegurar la integridad de un donante sano que realiza un acto de gran generosidad. La recuperación del donante con esta modalidad de cirugía de mínima invasión es muy rápida».

«El implante es más delicado que el trasplante de donante cadáver, puesto que los vasos del injerto de donante vivo, arteria y vena, tienen menor longitud y las suturas son más complejas, más delicadas».

Historia

«El primer trasplante renal con éxito de la historia fue de donante vivo, entre gemelos univitelinos, idénticos, en Boston, el 23 de diciembre de 1954. Lo practicaron Murray, Merril y Harrison, y el primero de ellos fue premio Nobel unos años más tarde».

«Es muy frecuente en otros países, por ejemplo en los nórdicos o en EE UU, donde el porcentaje de trasplantes de donante vivo supone más del 40% del total de trasplantes renales cada año. En España esta proporción alcanzó un 10% en 2009 y un 11% en 2010».

Donante y receptor

«El perfil del donante vivo renal está muy claro: se trata de un sujeto completamente sano, sin enfermedades o riesgos quirúrgicos que pongan en peligro su integridad y que sea compatible en cuanto a grupo sanguíneo con el receptor. Se practica además una prueba inmunológica (prueba cruzada) entre linfocitos del donante y suero del receptor para prevenir el rechazo agudo del órgano».

«El receptor puede ser cualquiera que esté en la lista de espera de trasplante renal, incluso antes de que entre en diálisis».