Oviedo,

Pablo ÁLVAREZ

«Ya me enseñaron una foto y me parece que el brazo quedó guapísimo». Éste fue uno de los comentarios que en la mañana de ayer hizo el primer trasplantado de mano y antebrazo de Asturias, un gijonés de 45 años que hace aproximadamente cuatro sufrió una fortísima descarga eléctrica mientras trabajaba. Se trata de la cuarta intervención de esta naturaleza que se lleva a cabo en España.

El equipo de médicos que, en la noche del martes al miércoles, le implantó el miembro izquierdo de un donante de 44 años se muestra, hasta el momento, muy satisfecho con la evolución del paciente. «Es una persona encantadora, que sabe perfectamente dónde se ha metido. Cuando tuvo el accidente salió de una situación difícil y con ganas de someterse a esta cirugía, y eso ya dice mucho a su favor. Además, tiene un entorno familiar estupendo», explicaron los cirujanos plásticos Daniel Camporro y Susana Carnero. El paciente permanecerá aproximadamente diez días en régimen de aislamiento total para reducir al mínimo el riesgo de infecciones.

En alusión al hipotético desafío de efectuar un trasplante de cara, los cirujanos del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) lo ven técnicamente factible, pero advierten que «hacerlo por motivos puramente estéticos no está justificado», en palabras de Ángel Fueyo, también cirujano plástico. No obstante, no conviene perder de vista que «sin cara no existen las relaciones sociales», apunta Manuel Alonso, cirujano plástico que también participó en la intervención efectuada en el complejo sanitario de Oviedo. «Para hacer un trasplante tienes que inmunosuprimir al paciente, y eso aumenta los riesgos. Significa convertir un sujeto sano en un sujeto enfermo, y por eso debe ser una decisión muy sopesada», agrega el doctor Alonso.

El operativo que practicó la intervención estuvo compuesto por casi 50 profesionales. El doctor Fueyo sostiene que este nuevo paso adelante de la sanidad asturiana «es importante no sólo por la complejidad técnica de la operación, que la tiene, sino porque nos saca de la cirugía reconstructiva clásica y nos introduce en la cirugía reconstructiva de los trasplantes, que es un campo nuevo». Ya hace varios lustros que la cirugía plástica del HUCA goza de prestigio fuera de Asturias. Sin embargo, con el trasplante de antebrazo «teníamos una espina clavada desde hace años. En 2002 ya tuvimos la autorización para hacer uno, pero al final no hubo un receptor adecuado».

Los cirujanos plásticos señalan que el trasplante de antebrazo no exige despliegues técnicos extraordinarios, pero sí presenta una sucesión de pasos bastante complicados. «Un factor positivo es que la experiencia de la que se dispone es muy limitada, incluso a nivel mundial, y eso puede permitirnos aportar cosas», indica Manuel Alonso.

Los integrantes del equipo estiman que en todo el mundo se han realizado hasta la fecha unos 70 procedimientos de este tipo, el primero de ellos en 1998. «Lo más importante en los primeros días es que vayan bien las arterias y las venas, pero luego hay que ver los huesos, los tendones, los nervios... Es muy importante que todos los pasos estén bien hechos», enfatiza la doctora Carnero.

«El sueño de todo cirujano plástico es tener en un armario cada una de las partes que tienes que reconstruir, cogerla y colocarlas ahí», señala Ángel Fueyo. De cara al futuro, los cirujanos coinciden en que, en el campo de los trasplantes, «los grandes retos no van a estar condicionados por cuestiones quirúrgicas. La clave está en la inmunotolerancia, en evitar los rechazos. El día que se logre controlarla podremos hablar de un avance decisivo. Eso va a llegar, aunque no sé si lo veremos nosotros», pronostica Daniel Camporro, responsable del servicio de cirugía plástica del HUCA y del equipo que realizó la operación.

Los médicos del Hospital Central no tienen previsto, en el momento actual, más trasplantes de antebrazo. «El ritmo de intervenciones es impredecible», señala el doctor Camporro, quien se muestra partidario de consolidar la técnica. «Por supuesto que es interesante hacer más intervenciones, pero personalmente preferiría hacer uno o dos y ver cómo evolucionan, para analizar los casos y ver en qué aspectos podemos mejorar», agrega el responsable del servicio.

La cuestión crucial es la regeneración de los nervios. La sensibilidad nerviosa avanza aproximadamente tres centímetros al mes, y en el caso que nos ocupa tiene que llegar hasta los extremos de los dedos de las manos. «Si los nervios no funcionan, puedes tener unos tendones estupendos pero que no se mueven», comenta Susana Carnero. Ésta es una de las razones por las que el trasplante de cara presenta algunos aspectos más sencillos: porque los trayectos nerviosos son más cortos que en el caso de los brazos.