Madrid, Modem Press

«¿Crisis? ¿Qué crisis?». La XXXI Edición de ARCO arrancó ayer en Madrid bajo la psicosis de la depresión económica, pero con plena esperanza en un mercado artístico, que según el director de la feria, Carlos Urroz, «está recuperando la confianza y el sector está experimentando crecimiento». Una feria y un mercado, de cualquier manera, del que han desaparecido los stands institucionales, los de las comunidades autónomas o las compras masivas de los organismos públicos, pero que ha visto cómo se incrementaba la llegada de coleccionistas privados, tanto de España como de allende nuestras fronteras, y la presencia de países emergentes como India o Brasil.

Entre estos coleccionistas privados, por ejemplo, una fundación asturiana, la de María Cristina Masaveu Peterson, que, apenas minutos después de que ARCO Madrid 2012 abriera sus puertas, ya había adquirido una de las obras más caras, 11.200 euros, de entre las expuestas en el stand de la galería gijonesa Espacio Líquido. En concreto, la fotografía «Spaardamm-wolkem 2011», de la holandesa Ellen Kooi.

Espacio Líquido, la única galería del Principado presente en ARCO, y en esta ocasión el artista destacado en la feria por la galería de Gijón es el trabajo conjunto de Fernando Gutiérrez y Daniel Romero, que firman sus obras como Fernando Gutiérrez & Tape. Los artistas muestran «Phantasmagoría in 3», una instalación que crea un universo imaginario a partir de obras preexistentes y en la que conviven sonidos y fotogramas en movimiento.

En Espacio Líquido también están presentes PSJM (Pablo San José y Cynthia Viera) con una «compleja pieza» denominada «La isla de hidrógeno», una instalación en la que se combina vídeo, escultura y una novela utópica. Además, Espacio Líquido muestra obras de otros artistas asturianos como Rebeca Menéndez y Chechu Álava, y de otros autores de más allá de la cordillera Cantábrica pero ligados desde hace tiempo a la galería gijonesa como Miguel Aguirre, la mallorquina Amparo Sard, José Antonio Vega Marculeta y Belén Uriel.

Nuria Fernández, la galerista, se mostraba exultante con el inicio de la feria: «Nuestro único objetivo no es vender, sino también dar a conocer a nuestros artistas y tratar de conseguir una proyección nacional e internacional para ellos, pero lógicamente las ventas son importantes, y más en estos tiempos, y ya hemos vendido una obra a la Fundación Masaveu y estamos en tratos de varias más, o sea que hemos tenido un comienzo inmejorable».

Otros artistas asturianos muestran sus creaciones en esta edición de ARCO, que acoge en el recinto ferial madrileño a 215 galerías de 29 países, obras de 3.000 artistas y tiene a los Países Bajos como país invitado.

Entre ellos, Pelayo Ortega, Pablo Armesto y Dionisio González, que comparten espacio en la galería Marlborough con la «joya de la corona» de este año, esto es, la obra más cara de cuantas se exponen en la feria: «Study form the human body. Figure in movement» (1982), de Francis Bacon, valorada en 15 millones de dólares (más de 11 millones de euros).

Un Dionisio González que, además de por su presencia en ARCO, se mostraba feliz porque hoy mismo, 16 de febrero, se inaugura su primera exposición individual en la meca del arte contemporáneo, Nueva York, donde su trabajo «Favelas», realizado entre los años 2004 y 2007, se podrá ver en la Galerie Richard hasta el 31 de marzo.

El escultor Herminio presenta con su obra «N35» una muestra de sus «gravitaciones imposibles» en la galería Cayón, y Avelino Sala, en el stand de Raquel Ponce. Iván Pérez, por su parte, muestra en la galería JM una obra de gran formato, «All the energy cleam», con pilas de diferentes marcas y colores como protagonistas.