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A divinis

La madre de un judío marginal

Acerca del libro "El testamento de María", del irlandés Colm Tóibín

El escritor irlandés Colm Tóibín publicó en 2012 "El testamento de María", monólogo de la madre de Jesús en su retiro de ancianidad en Éfeso (donde una tradición/leyenda la sitúa al final de sus días y al cuidado del discípulo preferido, Juan, y de María Magdalena). El libro de Tóibín subió a las tablas de Broadway, con poco éxito, y desde hace tiempo recorre los teatros españoles.

Ciertos círculos aparicionistas, por ejemplo, de la Virgen de Fátima, han calificado el libro de radicalmente blasfemo, lo cual ha sido un acicate para leerlo, pues estos tiempos son tan flojos y líquidos que ni siquiera hay blasfemias que merezcan atención. Las blasfemias principales de Tóibín, según esos observantes, consisten en: 1) la protagonista se expresa llanamente, es decir, no solemnemente, como un devoto aparicionista esperaría; 2) dos hombres vigilan su retiro y ella rechaza darles datos de la vida de su hijo, sobre todo, aquellos que pudieran ser indicio de su filiación divina, que ella niega rotundamente; 3) María considera a los compañeros de su hijo unos marginales e inadaptados; 4) ella no pertenece a ninguna comunidad cristiana primitiva, sino que es devota, en secreto, de Artemisa, diosa de la caza.

Evidentemente, el libro es una ficción, pero su interés reside precisamente en si el autor se agarra a algún elemento histórico, como pudieran ser pasajes de los Evangelios que hablan de ciertas tensiones entre Jesús y su familia, es decir, con sus hermanos y con su madre. Así, en Juan: "Ni siquiera sus hermanos creían en él"; o Marcos y paralelos: "Los suyos se pusieron en camino para echarle mano, pues decían que había perdido el juicio... Llegó su madre con sus hermanos y, quedándose fuera, lo mandaron llamar". Y cuando le pasan el aviso él replica: "¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Mi madre y mis hermanos son quienes se ponen en camino para hacer lo que Dios anhela". Una lectura simple y directa del texto indicaría piadosamente que incluso hay que dejar atrás la familia para seguir a Jesús (un planteamiento que Neusner rechazaba radicalmente en su libro "Un rabino habla con Jesús", ya que consideraba que la ventaja del judaísmo sobre el cristianismo, una religión de individuos, era el poder salvarse en familia y como pueblo). Sin embargo, los textos referidos refuerzan una hipótesis interpretativa sobre Jesús que el exégeta John Paul Meier ha sintetizado en el título de su imponente obra en cinco tomos: "Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico". Meier llama "marginal" a Jesús por varios motivos: 1) es la historia de un individuo en la periferia de la periferia del Imperio, la Baja Galilea; 2) fue condenado a la muerte de los que se sublevan; 3) se situó fuera del judaísmo oficial y desafió al Templo; 4) y lo más relevante para el caso que nos ocupa, adoptó una vida de profeta, sin ocupación común e itinerante y, por tanto, desafió los códigos de la honra en el judaísmo y escandalizó a su familia. Y lo de Artemisa es más complicado de encajar.

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