La escritora estadounidense Siri Hustvedt contestó a muchas preguntas en el encuentro que celebró en el Palacio de Congresos de Oviedo con integrantes de clubes de lectura de toda España. Pero, significativamente, hubo una a la que se negó a contestar. Inés Martín Rodrigo le pedía, ya avanzado el encuentro, que hiciera un ranking con aquellos aspectos que habían atraído su interés desde siempre: la literatura, el arte, la ciencia y el feminismo. La escritora se negó, precisamente porque su objetivo es huir de las jerarquías y buscar la síntesis de todas las materias, abordar todos los aspectos de la existencia.

Hustvedt es una escritora, y siempre ha querido serlo, pero se niega a quedarse en un solo ro. Respecto a la igualdad, señalaba las comparaciones "inevitables" que han surgido siempre con su marido, el también premiado Paul Auster: "nosotros nos hemos visto siempre como iguales, es el mundo exterior el que nos ve como algo distinto, como 'la mujer de o el marido de'". A su juicio, queda mucho por hacer en la valoración del trabajo de las mujeres.

Su marido insiste, de hecho, en que la intelectual de la familia es ella, y Hustvedt subraya que ella es la más relacionada con el mundo académico, que ha participado en numerosas publicaciones, y la que le aporta información a su marido sobre muchas materias, algo que para algunas personas "llega a ser decepcionante".

Un nexo de unión de todas sus facetas sería la lectura, que ocupa para ella una posición preeminente. "Debemos leer mucho y con cuidado para entender las cosas de forma genuina, porque da flexibilidad a la mente" y además ayuda a adoptar puntos de visa que, sin ella, son difíciles de asimilar. De hecho, recomienda "leer contra uno mismo, porque aunque sea un poco doloroso, sin lugar a dudas es beneficioso".

En cuanto a la escritura, su magia es la revelación: "Todos somos extraños para con nosotros mismos, y el acto de escribir nos puede ayudar a comprendernos; existen geografías no exploradas en todos nosotros".

"Aspiro hasta trabajar hasta el día en que me muera", dijo significativamente respecto a lo que la escritura significa para ella. El encuentro con esas más de 1.700 personas, procedentes de 142 clubes de lectura -en su mayoría mujeres- que habían leído varios de sus libros fue especialmente satisfactorio para ella.

Llegado un momento, tocó hablar de la felicidad, algo que para ella no es un continuo, sino que va y viene. "La felicidad va por picos, y este es uno de esos picos, es un placer estar aquí", concluyó.