La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Protocolo coronavirus: protección total

Los técnicos de ambulancias se visten con buzo, mascarilla, guantes, gafas y patucos cuando tienen que trasladar a un posible infectado

Miguel Rivaya, con el equipo de protección individual que utilizan los técnicos con el protocolo coronavirus. LUISMA MURIAS

"Miguel, ven rápido para la base que tenemos un caso de posible coronavirus". La vuelta de un servicio cualquiera al Hospital Monte Naranco de Oviedo no pudo ser más excitante para el técnico de emergencias sanitarias Miguel Rivaya. "Flipé. Me impactó un poco, la verdad", recuerda sobre la llamada de la centralita que el pasado lunes le convirtió, junto a sus compañeros Pablo Corzo y Pablo Abad, en el primer sanitario en actuar bajo el protocolo del coronavirus en Asturias.

Eran las nueve menos cuarto cuando recibió la llamada de la central de Transinsa, la concesionaria del servicio de ambulancias de Asturias para la que trabaja, advirtiéndole de la actuación por posible coronavirus en la que iban a intervenir. Apenas unos minutos después llegó a la base. Allí le esperaba uno de sus compañeros, listo para la salida. "¿Sabes algo?", le preguntó Rivaya antes de obtener un "nada" por respuesta. Subieron al centro control de la base y allí les explicaron: "Se trata de un posible caso de coronavirus. Es una chica italiana que está en el Hospital Universitario San Agustín de Avilés (HUSA)".

Media hora después, lo que se tarda en llegar desde el polígono del Espíritu Santo de Oviedo, donde está la base de Transinsa, a Avilés, los dos técnicos y el conductor llegaron al HUSA en una ambulancia de soporte vital básico, de las convencionales. "Lo primero que hicieron los compañeros fue informarnos del caso", relata Rivaya sobre los datos de la paciente: una italiana de 25 años residente en Corvera, que un día antes llegó procedente de su Venecia natal, una de las localidades de Europa más afectada, y que se había presentado con síntomas gripales en el hospital, al que llegó por su propio pie.

Antes de acceder a la sala donde la joven italiana estaba en cuarentena, Rivaya y Corzo se pusieron sus respectivos Equipos de Protección Individual. "Lleva un buzo, mascarilla, guantes, gafas o pantalla y patucos de plásticos. Con eso vamos 100 por ciento protegidos", enumera Rivaya.

Tras unas palabras para tratar de tranquilizar a la muchacha, "que no parecía muy nerviosa y casi estaba más pendiente del teléfono por un asunto familiar que por el virus", la introdujeron en la parte trasera de la ambulancia. "En caso de que la paciente estuviese en estado más grave, iría acompañada por un médico. En este caso, como no estaba grave, viajó sola", explica.

Una vez cerraron el portón de la ambulancia se quitaron de encima las protecciones y volvieron a subirse en la parte delantera del vehículo, junto al conductor, "que en todo el proceso no sale de la cabina, que está totalmente incomunicada con la parte trasera de la ambulancia". "La verdad, fuimos muy tranquilos todo el trayecto, aunque con la incertidumbre normal del caso", dice Rivaya, del viaje entre Avilés y el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

Cuando llegaron al hospital ovetense, mismo proceso: se pusieron buzo, mascarilla, guantes, gafas y patucos, sacaron a la paciente del vehículo y la pusieron en mano de los doctores que, en unas tres horas, certificaron el final feliz: la joven italiana no padecía coronavirus.

Una vez la ambulancia llegó a la base de la empresa fue desinfectada, en una labor que lleva unas dos horas de trabajo. "Ponemos especial ahínco en limpiar todas las superficies", explican de un proceso para el que emplean, entre otras sustancias, ozono. Hasta ahora, Transinsa ha utilizado el mismo vehículo para los cuatro traslados con protocolo de coronavirus registrados en Asturias. Si bien, desde la empresa afirman que, si la cosa empeora, cuentan con decenas de ambulancias preparadas para realizar esta labor.

Compartir el artículo

stats