"La previsión es un aumento considerable de casos en los próximos días". Sin paños calientes se pronunció ayer el consejero de Salud del Principado, Pablo Fernández, sobre el futuro inmediato de la pandemia de coronavirus COVID-19, que está poniendo a prueba el temple y la capacidad de improvisación de las autoridades y de los profesionales sanitarios. "Apenas hemos interiorizado lo que dice un protocolo de actuación, nos llega otro distinto", explicaba ayer de forma muy gráfica un médico implicado en el operativo. La sociedad lo valora. Hay pruebas. Ayer llegó al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) un detalle para el personal consistente en una caja de bombones de una conocida dulcería ovetense. El dicho se hizo de nuevo realidad: este dulce tampoco amargó a nadie; más bien todo lo contrario.

Horas después de hablar el Consejero Fernández en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, su pronóstico se vio confirmado con dos muertos en Asturias: un varón de 85 años y una mujer de 96, que se sumaron al hombre de 68 fallecido el pasado día 11.

La cifra de infectados en la región era de 292 a las 20.00 horas de anteayer miércoles (último dato oficial al cierre de esta edición). Lo previsible es que a lo largo del día de ayer aumentara hasta el entorno de los 350. En ese caso, estaríamos ante dos crecimientos diarios sucesivos del 20 por ciento, inferiores al 25 por ciento del conjunto de España. ¿Aplanamiento de la curva? ¿Brotes verdes? Muy prematuro responder.

En la mañana de ayer jueves estaban hospitalizados 61 pacientes: 55 en planta y 6 en la unidad de cuidados intensivos (UCI), todos ellos en el HUCA, según datos que facilitó Concepción Saavedra, gerente del Servicio de Salud del Principado (Sespa). Los curados eran cuatro.

Durante la tarde, el panorama fue evolucionando en la línea preocupante anunciada por el Consejero, y se pasó -no es oficial- a entre 80 y 90 enfermos hospitalizados (8 de ellos en el Hospital San Agustín, de Avilés, que se estrenó en la recepción de pacientes) y a 8 enfermos en la UCI, además de algunos otros que daban señales de infección pero no tenían confirmado el coronavirus mediante análisis.

Poco a poco, el HUCA va siendo colonizado por pacientes afectados por el COVID-19. Se empezó por el módulo A de la novena planta, se siguió por la séptima A y a continuación se ha habilitado la cuarta. No se descarta completar esta unidad a lo largo del fin de semana e incluso tener que preparar otra. Incluso se baraja reservar para infectados por coronavirus una planta del Hospital Monte Naranco, de Oviedo, que estaría destinada a pacientes muy mayores.

"A mí no me gusta el lenguaje bélico, pero tengo que reconocer que esta situación es y será un escenario bélico, y vamos a ganar la batalla si estamos unidos", indicó ayer el consejero de Salud, quien agregó que el sistema sanitario asturiano "está preparado" para afrontar una previsible saturación ante el incremento de afectados. "Está claro que la situación en otras comunidades del país es muy adversa y que tenemos que estar preparados porque también a llegar aquí", admitió Pablo Fernández.

Según las previsiones, el escenario más benevolente hace prever que los contagios por coronavirus se mantendrán todavía durante más de un mes. Entre tanto, el peor eleva ese tiempo hasta los cinco meses, indicó Fernández: "El objetivo no es impedir que llegue, porque es imposible, pero hay que pelear para ralentizar la entrada del virus y sus efectos en la sociedad".

El consejero de Salud admitió las dificultades que existen para conseguir material de protección para los profesionales sanitarios, debido a que, al llegar a las fronteras de otros países, los requisan. Sin embargo, pidió tranquilidad y, sobre todo, responsabilidad en el uso de los instrumentos disponibles, dando prioridad al personal sanitario que atiende a los enfermos por coronavirus. "Tienen prioridad absoluta", advirtió. Con todo, la inquietud entre el personal sanitario de la región por la precariedad de equipos de protección no deja de aumentar.

¿Qué está sucediendo, mientras, en el conjunto de España? El Ministerio de Sanidad confirmó ayer un total de 17.147 casos positivos de coronavirus, de ellos 3.431 nuevos, lo que supone un incremento del 25 por ciento en las 24 horas anteriores. Los fallecidos se situaron en 769; o sea, 171 más.

El Ministerio de Sanidad confía en alcanzar el pico de la epidemia "en muy pocos días", sin más precisiones sobre el tiempo de ascensión, aunque sí sobre su dureza, como subrayaron el titular del Departamento, Salvador Illa, y el director del Centro de Emergencias y Alertas Sanitarias, Fernando Simón, al afirmar que las jornadas que vienen "serán difíciles, porque irán aumentado los casos, aunque la tasa de crecimiento se va a ir reduciendo".

Ayer, quinto día del estado de alarma, en el que Italia superó a China en número de fallecidos (3.405), la Comunidad de Madrid siguió siendo el territorio más afectado, con 6.777 positivos y 498 fallecimientos, seguido de Cataluña (3.270) y País Vasco (1.190).

Si hollar el pico de contagiados es el primer gran objetivo, mantener la plena operatividad del sistema de salud es la clave. En ese terreno, es prioritaria la gestión de las unidades de cuidados intensivos (UCI), donde anteayer miércoles había 939 pacientes (un 21 por ciento más) relacionados con el coronavirus, casi 600 de ellos en Madrid.

La grave situación por la que atraviesa la estructura hospitalaria con esta avalancha de contagios y las bajas por infecciones y cuarentenas de muchos trabajadores del sector ha llevado al Gobierno central a contratar a 50.000 profesionales a la espera de plaza, estudiantes y jubilados, según anunció Illa.

Un total de 7.633 son médicos residentes del último año de formación de todas las especialidades, a los que se suman unos 11.000 profesionales médicos y de enfermería que superaron las pruebas pero no obtuvieron plaza, y unos 14.000 médicos y enfermeros jubilados en los dos últimos años. También estarán disponibles para prestar tareas de apoyo 10.200 estudiantes de enfermería y 7.000 estudiantes de medicina.

Los profesionales sanitarios, en primera línea de la lucha contra el coronavirus y a los que la población homenajea a diario, sufrieron ayer la primera víctima mortal: una enfermera de 52 años del hospital de Galdácano (Vizcaya) que llevaba ingresada desde hace seis días.

Donde no cesan los fallecimientos es en las residencias de ancianos, con nuevos casos registrados en Madrid y Extremadura.