La batalla asturiana contra el COVID-19 comenzó hace hoy seis semanas, el sábado 29 de febrero, en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Ese día, un escritor chileno afincado en Gijón ingresaba en la unidad de cuidados intensivos (UCI), y allí sigue, debatiéndose entre la vida y la muerte.
Entre medias, más de 80 infectados por el nuevo coronavirus . A día de hoy, todos pueden contarlo, salvo ocho: una cifra muy baja en medio de una guerra sin cuartel frente a un enemigo desconocido que ha sembrado el pánico en todo el mundo.
22 médicos senior, 10 residentes y varias decenas de enfermeras, auxiliares, celadores y limpiadoras (sí, limpiadoras, casi siempre inadvertidas y estos días más importantes que nunca) han trabajado sin descanso para hacer frente al mayor desafío de sus carreras profesionales.
"Estamos más tranquilos, lo peor ha pasado, pero ni nosotros ni la sociedad podemos bajar la guardia", subrayan los profesionales de la UCI del HUCA, que hace dos semanas estaban en máxima tensión, temiendo un colapso que podía tener unas consecuencias fatales para los enfermos. Hoy, aún con la guardia alta, pero respirando más aliviados, han relatado su experiencia a LA NUEVA ESPAÑA: "Está siendo un trabajo de equipo, de todo el hospital, para todos los asturianos, a los que nos debemos".
