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El arte que nace del confinamiento

El arte que nace del confinamiento

Faustino Ruiz de la Peña se trae entre manos desde que empezó el confinamiento una serie pictórica. La empezó antes de que todo se detuviera y la ha ido modulando a medida que avanzaba la pandemia. Su primera entrega fue un retrato de un caballo, con la música de The Rolling Stones de fondo, su "Wild Horses". Fue la canción la que le hizo tomar conciencia por primera vez de que su obra estaba conectando con el contexto. El artista continuó trabajando en nuevos cuadros, transitando por un espacio difuso, y de pronto, reparó en que, entre ellos, había un nexo: todos estaban embebidos por las sensaciones de los días de encierro transcurridos.

El pintor asturiano, ganador en el año 2008 del Certamen Nacional de Arte de Luarca, aprovechó las eventualidades -como que se le agotaran los colores y se viera abocado a pintar solo con negros, blancos y las gamas del gris- para dotar a su trabajo de intencionalidad y acabó creando la serie "Yield". El título es explícito: así es como se denomina la señal de stop en Estados Unidos.

Ruiz de la Peña ha pintado una colección de óleos sobre lienzo de pequeñas dimensiones, que ya va por la novena entrega y que continúa. El artista comparte los cuadros en su cuenta Instagram y para cada uno elige una canción. El tema de los Rolling habla de la libertad y las renuncias que conlleva. Para los otros ha elegido la música de Coldplay, Calexico, Rachel Portman, This Will Destroy You y New Line Studio Orchestra. A Ruiz de la Peña las melodías le resultan inseparables de las imágenes que ha creado: "En una exposición, me gustaría poner auriculares al lado de cada cuadro, para que el espectador pudiera escuchar la música".

Tras aquel primer caballo pintó "una carretera infinita", en el siguiente cuadro quiso atrapar "la situación difusa, el horizonte poco diáfano y lo desconocido" y lo hizo con una columna de humo, un elemento que le resulta "plásticamente bellísimo". Ha pintado una mano, una ventana de la que habla como una invitación a los "voyers", el galgo de un amigo - que para él representa "la vía de escape"-, una casa de aire nórdico -"donde me gustaría estar", dice- y una luna llena asomándose entre las copas de los árboles. El último, un lienzo y sus pliegues.

La rara situación en la que el mundo está inmerso ha dado a Faustino Ruiz de la Peña tiempo para retomar técnicas y maneras de trabajar que había dejado aparcados. "Utilicé el blanco y negro hace años, en una exposición en Espacio Líquido, con obras de imágenes de los 50 y los 60", comenta. También ganó el Certamen de Luarca con obra en blanco y negra. Ahora ha recuperado ese cromatismo. Comenta que sus últimas producciones tienen "un punto de ilustración" y que se está esforzando para conseguir efectos altamente naturalistas. No lo tiene planeado, asegura, se deja llevar por las circunstancias y va negociando con la incertidumbre.

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