Las pipas de Balbín vuelven a dar olor en Cudillero

Julia Mesonero, viuda del popular periodista, se instala en Asturias siguiendo el deseo del comunicador, desde donde ya planea retomar sus proyectos periodísticos y audiovisuales

Julia Mesonero, posando con parte de la colección de pipas del periodista asturiano. | Mara Villamuza

Julia Mesonero, posando con parte de la colección de pipas del periodista asturiano. | Mara Villamuza / MARA VILLAMUZA

A. Rubiera

A. Rubiera

En "La Clave del mar", la casa con impresionantes vistas al Cantábrico que José Luis Balbín adquirió hace años en Cudillero, ya vuelve a oler a las mezclas tan particulares de tabaco de pipa que se hacía el periodista asturiano. Unos aromas que Julia Mesonero, viuda de Balbín, tardó en poder liberar porque sabía cuánto le iban "a remover por dentro" cuando los dejara salir junto con las cientos de pipas –cerca de 300, calcula– que han hecho el viaje de Madrid a Asturias.

Bastaron unos minutos de gratos olores y más gratos recuerdos para que Julia Mesonero, pasada la emoción, quedara "encantada" de que el ambiente de la casa se haya impregnado de esa presencia espiritual que a ella no ha dejado de acompañarla ni un minuto en los últimos diez meses. Es la presencia de José Luis Balbín, su compañero de vida durante casi tres lustros, el maestro de periodistas que marcó a una generación y al que ella admiró mucho antes de conocer. El praviano que le dejó dicho que, cuando él faltara –falleció el 22 de junio del año pasado en Madrid, a los 81 años–, quería que sus cenizas volvieran a su tierra natal.

Cumpliendo también otro deseo de su marido, Mesonero ha dejado la capital para establecerse en Asturias. "Antes, nuestra base estaba en Madrid y cuando podíamos nos escapábamos a Cudillero; ahora será a la inversa. Mi base la voy a asentar aquí y haré viajes a Madrid cuando lo necesite, sobre todo para los proyectos de trabajo que quiero poner en marcha de nuevo", cuenta.

El cuerpo le pide estar cerca de la etérea energía de Balbín. "Mi mente, mi cuerpo y mi corazón me han dicho que haga el traslado. Y lo he hecho encantada, no solo por cumplir", razona. Y eso que no siempre lo había afrontado así de segura.

–Nena, llegado el momento... tú conmigo a Asturias. ¿Eh?

–Vamos a ver, Jose… que yo soy madrileña...

–Qué carácter, Mesonero... ¡Si tú ya eres asturiana!

Más o menos en esos términos recuerda una conversación con su marido cuando él ya acusaba mucho la enfermedad. No el ictus que le dio en Venecia hace 9 años, del que se recuperó bien, sino una infección posterior que le fue debilitando hasta el extremo.

Las pipas de Balbín vuelven a dar olor en Cudillero

Las pipas de Balbín vuelven a dar olor en Cudillero / MARA VILLAMUZA

Esa conversación la cuenta Mesonero divertida, reproduciendo el tono y el ánimo con el que vivían. "Yo soy viajera y había conocido Asturias en otros momentos de mi vida. Pero fue José Luis el que me enseñó a amar esta tierra. En eso era como todos los asturianos y tiraba mucho por lo suyo, me ayudó a conocer esta región en profundidad y me contagió su pasión", rememora Julia Mesonero, que sin embargo recalca que una cosa es el cariño y otra bien distinta que ella renuncie a ser "gata, gata, gata, como buena hija, nieta y bisnieta de madrileños que soy. Qué duda cabe que yo me siento muy de Madrid".

Fue en la capital donde conoció, a finales del año 1995, a José Luis Balbín. Por entonces el periodismo ya hacía tiempo que había llegado a la vida de Julia Mesonero, que pese a que profesionalmente se inició en el mundo empresarial, encontró en el oficio de contar "un mundo nuevo que me apasionaba". Y fue algo casual, asegura. Fruto de una invitación que le hicieron para participar en un programa de una pequeña televisión autonómica. Esa experiencia acabó por abrirle toda una carrera que le tuvo haciendo de todo durante tres décadas. Televisión, radio, prensa escrita… y variedad de géneros y temáticas. Desde entrevistas a personajes de interés, a reportajes sociales, de viajes, perfiles de protagonistas con sus mascotas, y más. "He hecho cosas muy interesantes y lo que más me ha gustado siempre ha sido abordar temas sociales. Y no tanto tratar los temas políticos", encadena Julia Mesonero, que de joven cursó estudios de Sociología. "Nada de lo humano me suele ser ajeno, por eso me encanta el periodismo", ríe.

A Balbín le conoció cuando él trabajaba en Radio Voz haciendo "La hora del urogallo". Coincidieron en La Toldería, un local de música latinoamericana muy frecuentado por bohemios e intelectuales madrileños, y les presentaron. "¿Por qué no te pasas una noche por Radio Voz?", le dijo el ya por entonces popularísimo periodista. Tardó en cuajar, pero esa invitación cuajó meses más tarde. "Yo admiraba desde hacía mucho a José Luis. Lo que son las cosas… recuerdo que cuando estaba casada con mi primer marido, el día que se hacía ‘La Clave’ acostábamos antes a los niños para poder ver el programa. La de vueltas que da la vida", rememora Julia. Para ella, la relación que consolidó con el periodista asturiano "fue el regalo que el destino puso en mi vida". Tras años de convivencia se casaron finalmente en Madrid ante unos pocos amigos; su luna de miel fue en Asturias y "mi bouquet de flores se lo trajimos a la Santina", recuerda.

Julia Mesonero se reconoce una mujer privilegiada por haber podido disfrutar de cerca de "un periodista magnífico, impecable". Aunque lo mejor para ella fue descubrir que Balbín "era un ser humano maravilloso", marcado sobre todo por "una generosidad infinita".

En lo personal nadie podrá contarle cómo era Balbín porque Julia Mesonero lo supo de primera mano como nadie. En lo profesional, lo que no sabía lo ha ido leyendo estos meses en los recuerdos "preciosos" que tantos compañeros y compañeras escribieron sobre José Luis tras su muerte. "Lo que he visto y leído son muchísimas muestras de respeto y admiración que creo que se ganó a pulso, con coherencia personal y profesional. Hizo bandera del buen periodismo, del que pregunta y deja hablar, sin dejarse marcar por sectarismos y defendió como pocos la sociedad democrática que estaba formándose en España. Ese periodismo que nada tiene que ver con el pensamiento único al que parece que vamos". Por esa honradez sufrió censuras, presiones y condenas al ostracismo. Pero salvó el prestigio y el buen nombre. Y dejó para la posteridad el hito de haber conducido uno de los mejores programas de la historia de la televisión española, como fue "La Clave". Que sólo la falta de respeto de unos pocos se empeña en opacar, como bien le pesa a la viuda de Balbín.

Por el ejemplo que tuvo cerca, pero sobre todo por las propias inquietudes profesionales que la enfermedad de José Luis le obligó a dejar aparcadas durante algunos años –"lo hice con gusto, por amor y sin que lo viera como ningún sacrificio o renuncia", recalca–, Julia Mesonero empieza ahora a plantearse nuevos retos profesionales. "Tengo proyectos audiovisuales que me gustaría llevar adelante con mi productora, estoy trabajando en guiones y vuelvo a tener ilusión. Entre otras cosas porque yo he sido muy feliz con Jose, pero siempre he tenido entidad propia al margen de él", declara.

Y para todo lo que se le ponga por delante podrá contar con "la energía que emana de este verde de Asturias", dice, y del azul Cantábrico que se observa desde la ventana del despacho de Balbín en su casa de Cudillero. Ese despacho que ahora es el suyo y que huele a tabaco de pipa.

Las pipas de Balbín vuelven a dar olor en Cudillero

Julia Mesonero, en su casa de Cudillero, que José Luis Balbín llamó «La Clave del mar». | Mara Villamuza / A. Rubiera

Suscríbete para seguir leyendo