Celso Albelo | Tenor, es el Caballero Des Grieux en «Manon», el título con el que el 10 de septiembre comienza un nuevo ciclo lírico en el Campoamor

Celso Albelo, tenor: "A mí, sobre el escenario, lo que me gusta es jugar con las emociones"

"Lo que celebra el Campoamor son 76 años de historia, algo serio, y por aquí han pasado los artistas más grandes"

Celso Albelo

Celso Albelo / Luisma Murias

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Dicen que Celso Albelo (Santa Cruz de Tenerife, 1976) es tan buena gente como cantante, y eso es mucho decir. El tenor es uno de los protagonistas de "Manon", el título que el 10 de septiembre, a las 19.00 horas, inaugurará la última temporada, la 76.ª, dedicada al 75.º aniversario de la Ópera de Oviedo, que se conmemora a lo largo de este año.

–Es un viejo conocido del público ovetense y usted también lo conoce muy bien.

–Sí, y no es un público fácil. Es muy cariñoso, pero tiene las cosas muy claras y sabe lo que viene a escuchar.

–¿Es un poco repunante? Ya sabe lo que quiere decir.

–Pero en el sentido positivo.

–¿Qué hay del papel que interpreta en "Manon"?

–Es un personaje romántico, un niño de una familia acomodada, que conoce a Manon y se enamora. Yo creo que es un hombre moderno, al que las circunstancias que le rodean no le permiten aceptar a Manon. Es un personaje sincero, que se deja llevar por el amor, un amor que roza lo inexplicable. La acepta tal y como es, aunque al principio la juzga.

–¿Había interpretado antes de Des Grieux?

–No, es la primera vez. He leído el libro "Manon Lescaut. El Caballero de Grieux". Una vez que conoces la historia, sabes que en la ópera vas a encontrar las partes más interesantes para el autor. A partir de ahí te metes en el libreto, la música…

–¿Ha indagado en otras interpretaciones de la obra?

–Sí, Verdi, que tiene "La Traviata", "La dama de las camelias"… Hay una cantidad de literatura previa a las obras musicales muy amplia, que te ayuda a entender las elecciones del compositor.

–Hay mucho trabajo previo antes de salir a escena y no todo el público es consciente de ello.

–Los que no son profesionales, por muy aficionados que sean, no llegan a entender como funciona esto. Solo ven una parte, el resto lo pueden intuir. La preparación de los cantantes, bailarines, directores de orquesta… Vives prácticamente para ello. Y la parte técnica, para que voy a contar.

–Esta bien que el público no repare demasiado en ello.

–Claro, porque forma parte de la magia del teatro.

–¿Es capaz de meterse tanto en el papel como para olvidarse de todos los detalles técnicos?

–Hay momentos y momentos, momentos en los que te abandonas más y pasas a ser Des Grieux y momentos en los que tienes que controlar, porque pasan muchas cosas alrededor y tienes que estar pendiente. A mí lo que me gusta es jugar con las emociones.

–¿Para interpretar un personaje hay que sentir cierta simpatía por él?

–Depende del personaje. Des Grieux a mí me cae bien. Hay personajes que no, el Alfredo de "La Traviata" me parece un imbécil importante, un hombre sin personalidad, machista y totalmente equivocado, que nunca ha tomado una decisión en la vida. A pesar de ello, intento hacerlo creíble.

–Con sus compañeros de reparto en "Manon" ya ha coincidido antes.

–Sí. La protagonista, Sabina Puértolas, es una artista maravillosa, habrá Manon diferentes, pero mejor que ella difícil. Es buena compañera en escena y fuera de escena. Luego está Manel Esteve, que viene de una saga de artistas, y Emilio Sagi, que es el faro que alumbra. Y la sorpresa que me he encontrado es Nuno (Coelho), el director, un talento musical, una persona con un talante maravilloso, nos ha ayudado a todos. Esperemos que sea un éxito y gran parte de ese éxito va a residir en el binomio Sagi/Coelho. Hacía tiempo que no encontraba un maestro tan joven y tan buena onda.

–El Campoamor es un teatro familiar, se conocen todos.

–Yo llevo viniendo más de 10 años. Pero no hay que confundir, es un ambiente familiar, pero con resultados muy serios. Son solo 76 años de historia, que es algo serio, y por aquí han pasado los más grandes de la historia.

–La apertura de esta temporada tiene un plus de emoción.

–Siento un gran agradecimiento, porque han pensado en interpretes españoles que somos internacionales y que estamos a la altura de estos acontecimientos, sin complejos.

–¿Qué reputación tienen los artistas españoles por el mundo? ¿O nadie repara en la nacionalidad?

–A mí sentirme español me gusta. Hay una serie de artistas, desde hace muchos años, que lleva la marca España por el mundo. Desde Hipolito Lázaro, pasando por Alfredo Kraus, Plácido Domingo, de Julián Gallarre… Y las mujeres: Conchita Supervía, Montserrat Caballé, Victoria de los Ángeles, la misma Sabina… Yo me siento orgulloso de seguir ese camino y poner mi granito de arena.

–¿Proyectos inmediatos?

–Antes de que acabe el año me voy a Chile a hacer "Don Pascuale"; paso por Palermo, que hago un "Stabat mater"; de allí me voy a Liège, con "Los cuentos de Hoffman" y ya en enero empiezo los ensayos de la Fenice de Venecia de "Bohème". Luego me cojo dos semanitas de paz, tranquilidad y sosiego.

–Llevan una vida muy loca, de viajes y disciplina.

–Una sana locura, sí. Yo soy bastante familiar, tengo dos niños y me gusta ejercer de padre, y lo que más me pesa es eso. Son los gajes del oficio. Ahora estoy en una etapa de mi vida en la que busco el equilibrio.

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