Pedro Sánchez Lazo

La verdadera historia del "caso López Otín"

Sobre la acusación formulada por el investigador de la Universidad de Oviedo

Carlos López Otín, en su despacho. L. Murias

Ahora que se han cerrado los expedientes abiertos por la Universidad de Oviedo a raíz de la denuncia presentada por Carlos López Otín contra mí y otro profesor de la Universidad de Oviedo por acoso personal y profesional, y sólo ahora, cuando he cumplido escrupulosamente con mi obligación de confidencialidad, hago públicos los hechos en mi defensa, que tan interesada y tergiversadamente han sido difundidos con anterioridad.

El "caso López Otín" tiene dos fases muy bien diferenciadas. La primera (2017-19) es su problema con dos revistas y una editorial científicas que le retiran 9 artículos y una distinción de carácter internacional. La segunda (2020-22) se relaciona con su falsa denuncia de acoso ante el Rector de la Universidad de Oviedo contra compañeros.

Hacia 2017, Carlos López Otín empezó a tener problemas con las revistas científicas "Journal of Biological Chemistry" y "Nature", que le revisan retroactivamente trabajos publicados, le exigen retractarse de 9 trabajos y el grupo editorial "Nature" le retira el premio European Mentoring Award concedido junto a otras tres personas de España. La revisión de los trabajos se debe a un cambio asumido por la mayor parte de las revistas científicas del mundo, que querían desterrar mala praxis en las publicaciones. En 2015, empiezan por revisar a destacados científicos, entre los cuales se encuentra Carlos López Otín como uno de los más destacados de España. Para ello se nutren de la web "PubPeer" editada en California, donde la comunidad científica puede denunciar, de forma anónima, trabajos publicados con defectos, fraude o plagio intencionados. Carlos López Otín tiene unas 50 denuncias (PubPeer Database, ORCID). Las revistas también inician, por iniciativa propia, la revisión de trabajos aplicando algoritmos de big data, especialmente para detectar plagios. La investigación puede causar la corrección del trabajo o una invitación a su retractación. La retractación significa que el mencionado trabajo a partir de ese momento tiene la consideración de "no publicado". A la vez, surgieron otros blogs entre los que destaca "For a better science" (que creó y maneja Leonid Schneider, con formación científica pero ya dedicado exclusivamente a estas actividades desde Alemania). Estos blogs inciden sobre los aspectos científicos de los trabajos revisados por las revistas, pero también vituperan a los autores, incluido López Otín. Cuando éste se retracta de sus trabajos y el premio es retirado (2017-19), se organiza una campaña de apoyo público con comunicados de la Real Academia de Ciencias (29/1/2020) y de otros científicos para que las revistas y el grupo "Nature" rectifiquen, sin éxito. No hay noticia de que Leonid Schneider fuera nunca demandado por López Otín o por la Universidad de Oviedo.

También en este periodo (2018) ocurre una infección vírica en el bioterio de la Universidad de Oviedo. Hubo que sacrificar a muchos animales genéticamente modificados para la investigación, lo que afectó a unos 20 grupos de trabajo, incluido el de López Otín. Carlos López Otín sufre una depresión, lamentada por todos.

La reacción a estos hechos de Carlos López Otín contrasta con la de otros destacados científicos con experiencias similares. Así, a Frances Arnold, Premio Nobel de Química en 2018, la revista "Science" le exige retractarse de un trabajo de 2019 y declara públicamente: "Me duele admitirlo pero es importante hacerlo. Pido perdón a todos. Cuando este trabajo se remitió a la revista, yo estaba muy ocupada y no hice bien mi trabajo". Y Robert A. Weinberg, un eminente investigador en cáncer del MIT en Boston, Premio "Príncipe de Asturias" 2004, se retracta de 6 trabajos en 5 revistas (ver Retraction Watch Database) y reacciona así: "La retractación de estos trabajos no afecta a otras investigaciones realizadas en mi laboratorio" o "el trabajo de otros investigadores en mi laboratorio no se apoya en ninguno de los resultados retractados". Carlos López Otín, sin embargo, se sintió objeto de una persecución y empezó a difundir, sin tener prueba alguna, que todo (incluyendo la infección del bioterio) había ocurrido porque sus colegas cercanos habían iniciado una campaña, obviando aspectos tan fundamentales como que la revisión de los trabajos, y en su caso la retractación, son decisiones tomadas por los comités editoriales de revistas de gran peso científico y solidez mundial, sin conspiración posible.

En lo que a mí concierne, el conflicto es extemporáneo (aflora en 2020) y es un ejemplo meridiano de creación de una posverdad (RAE dixit: distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales). Hasta entonces nuestra relación había sido cordial, pero yo no escribí ni firmé ningún documento ni en su contra ni en su apoyo porque, en mi opinión, la necesidad de retractación se debe rebatir científica, no corporativamente, por su autor. Y si se retracta, debe disculparse.

El primer ataque a mí por ello fue en junio de 2020, al yo pedir la condición de Profesor Emérito. El Reglamento de Profesores Eméritos establece que el candidato debe presentar una memoria al Consejo de Gobierno de la Universidad, con aval del Rector o del Departamento (del que fui Director ocho años, entre 2008 y 2016). En plena pandemia presenté la solicitud con la máxima expectativa de ser avalado. Pero en un Consejo de Departamento no presencial, el grupo de López Otín se opone y se aprueba con voto secreto no avalarme. El Rector García Granda sí lo hace y en octubre de 2020 el Consejo de Gobierno aprueba mi condición de Profesor Emérito.

El segundo ataque fue en mayo de 2021, al denunciarnos López Otín ante el Rector a mí y a otro profesor por acoso. En mi caso lo retrotraía hasta los tiempos de su incorporación a nuestro Departamento. En octubre de 2021 se abre expediente informativo, con la advertencia explícita a las partes del deber de mantener la confidencialidad; incumplido repetidamente con filtraciones.

En marzo de 2022, el instructor propone, y así se aprueba el 24 de marzo, finalizar y archivar el expediente. Las siguientes son citas literales de la conclusión del expediente: 1) Este instructor debe destacar que no ha podido detectar indicio alguno de que los profesores objeto de este expediente informativo hayan tomado parte activa ni en la campaña mediática de "ciberacoso" ni en la infección de los animales conservados en el bioterio. 2) En el presente caso, no hemos podido detectar ese comportamiento reiterado o de especial gravedad por parte del Prof. Sánchez Lazo frente al Prof. López Otín o su entorno destinado a producir ese efecto especial de violencia psicológica intensa que caracteriza el acoso laboral. 3) ... No se ha podido afianzar en la investigación algún otro indicio que vinculase al Prof. Sánchez Lazo con algunas de las actividades… destinadas a desprestigiar la labor investigadora del equipo del Prof. López Otín. 4) En lo que respecta al grave incidente provocado por la infección vírica de los animales del bioterio… no se ha podido determinar ni siquiera indiciariamente que la infección sea consecuencia de cualquier conducta humana consciente, ni mucho menos que pudiera estar en el origen de la infección la actuación de los profesores interesados en este procedimiento…

La resolución de 24 de marzo se comunica a las partes, con deber de confidencialidad y de protección de datos personales. Sin embargo, unos días más tarde (13 de abril de 2022) Pablo Álvarez publica en este diario una información titulada "La Universidad relaciona a dos profesores con la campaña de desprestigio sufrida por López Otín", con dibujo de su cabeza en una diana de tiro al blanco, y nombre, apellidos y fotografías de "los profesores denunciados". El 17 de abril, Pilar Rubiera publica también en este diario un artículo de opinión titulado "Una sofisticada campaña de desprestigio", que sesga los hechos: "La brillantez académica de López Otín y su equipo… nunca fue fácil de digerir por un reducido grupo de colegas. La envidia y la maldad genética que anidan en algunos humanos produce, en ocasiones, daños irreparables". O "en mayo de 2018 la infección masiva sufrida en el bioterio… supuso otro duro golpe para el investigador. Sonroja la pasividad de la Universidad al no investigar lo sucedido" pero no menciona dos informes técnicos ni las testificales que llevan a las conclusiones 1 y 4 de la resolución, citadas más arriba. Y cierra su artículo: "Son hechos resumidos, en los que se dibujan dos formas opuestas de hacer Universidad. Los ciudadanos, con cuyos impuestos se financia la institución, tienen derecho a saber y a conocer la verdad de un acoso cruel, que no ha cesado". Todo ello con referencias a mi persona, con nombre y apellidos, pero sin citar las conclusiones del expediente ya cerrado… y filtrado. Y el 19 de abril, Rafael S. Avello publica el artículo "Otín, el cisne hereje y la Santa Inquisición". Tres frases califican por sí solas al artículo y su autor: "Era demasiado para los chapoteadores del fango de la orilla, entre ellos un cormorán moñudo, de alas rotas, apodado Lazo, que se creía pato y pensaba que su moño vicerrectoral le convertía en el mejor ejemplar de aquel entorno"; "Pero las autoridades… no multaron –ni siquiera reprendieron– a los irresponsables cazadores, cuyo daño ya estaba irreparablemente hecho"; "los cuidadores y responsables de la laguna universitaria debieron pensar en que su trabajo seguía dependiendo de dar de comer el pienso a los sucios patos de la enmierdada orilla, y se conformaron con ponerles a dieta unos días, y reprenderles por coaccionar a otras aves que defendían al cisne". La autoridad académica no actuó contra la implícita imputación de prevaricación y se consuma así una poco sofisticada campaña de desprestigio contra mi persona; un delito de injurias graves y una intromisión ilegítima contra mi honor.

El archivo del primer expediente tuvo la sombra de que se abrió un nuevo expediente para determinar si por recabar información en el inicio de las investigaciones anteriores, yo había coaccionado a la subalterna de nuestro Departamento Natalia Vega García. En mi opinión, éste ha sido un expediente sobrevenido e innecesario, que se ha resuelto (Resoluciones del Rectorado de la Universidad de Oviedo de 21 de julio y 29 de agosto de 2022) con un apercibimiento a mi persona "por la comisión de una falta leve de incorrección con una compañera" que acato pero que no comparto. Por supuesto, la poco sofisticada campaña de desprestigio contra mi persona inmediatamente respondió. Así, a los pocos días de que se comunicara a las partes la resolución, Rafael S. Avello publica el 19 de agosto en LA NUEVA ESPAÑA un segundo artículo "La laguna del cisne hereje sigue hediendo" que, de nuevo, califica al autor: "Hoy ya hay una resolución del tribunal universitario que juzgaba las ignominiosas ofensas al profesor Otín por parte de los ¿señores? Sánchez Lazo y…", "La resolución… admite que lo registrado en la denuncia de Otín contra Sánchez Lazo, es cierto, pero que los hechos han prescrito", lo que es rotundamente falso e implica abiertamente al Rector en prevaricación. ¡Pura posverdad!

Finalmente, Natalia Vega publica el 28 de agosto un artículo del que es improbable autora para rechazar la resolución, donde dice que "solo se trataba de decir la verdad, una verdad que la sentencia posterior demostró como irrefutable", lo que también es falso y oculta de nuevo las conclusiones y el archivo del primer expediente. Quizás debe autoaplicarse lo que dice en su artículo sobre : "… el victimismo que siempre parecen desarrollar los propios malhechores después de haber cometido sus delitos"…, el de su delito de graves injurias contra mí.

Pero todo se andará. Espero que al final mi honor sea repuesto. Porque no solo debo reparar mi honor, sino defender a las instituciones que represento y a la Universidad pública en la que creo.

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