Discurso de Ana I. Fernández Álvarez, Presidenta de la Fundación Princesa de Asturias

Majestades, 

Altezas, 

Excmas. e Ilmas. Autoridades, 

Queridos premiados, 

Señoras y señores: 

Es para mí un honor y una responsabilidad dirigirme a ustedes por  primera vez como presidenta de la Fundación Princesa de Asturias en esta  ceremonia. Me gustaría expresar mi gratitud a Sus Majestades los Reyes y  a Sus Altezas Reales la Princesa de Asturias y la Infanta doña Sofía, a  quienes recibimos un año más, junto a la Reina doña Sofía, en el  Principado. 

Hoy nos reunimos para aplaudir a nuestros galardonados. 

Su esfuerzo, su generosidad y su grandeza son la evidencia de que  ellos merecen, sobre todo, nuestro reconocimiento y nuestra gratitud.  

El fallecimiento de dos de nuestros premiados, el filósofo Nuccio  Ordine y la historiadora Hélène Carrère d’Encausse, nos ha producido una  profunda tristeza. Ambos eran eminentes intelectuales, con una obra  intensa, lúcida, comprometida con los históricos valores del humanismo. 

Sus reflexiones y su pensamiento constituyen un imprescindible legado que  hoy queremos honrar.  

Quiero dar las gracias a quienes creen en nuestra tarea y la impulsan,  a nuestros patronos y protectores y a todas las personas que con su  compromiso contribuyen a que la Fundación lleve a cabo sus objetivos,  muy especialmente a los miembros de nuestros jurados. 

El apoyo insustituible y constante de la Corona es fundamental para  nosotros. La Princesa de Asturias, nuestra Presidenta de Honor, lo expresó  claramente el primer año que nos dirigió unas palabras en una ceremonia  como la de hoy, al señalar que en su casa «las palabras España y Asturias  siempre están unidas con la misma fuerza con la que las ha unido la  historia». Asturias es la tierra que da nombre a su título, que, como afirmó,  ostenta con responsabilidad, comprometida con la entrega y el esfuerzo de  servir a España y a todos los españoles.  

ALTEZA: 

Ha comenzado una nueva etapa en su formación y está muy próxima  su mayoría de edad; comparte con toda una generación de españoles unos  tiempos complejos, pero también unos tiempos llenos de la esperanza y de  las posibilidades que nos proporcionan el avance de la ciencia, la  imprescindible aportación de las humanidades, la fortaleza de las  instituciones y la viva sociedad de la que formamos parte, en el marco de la  Unión Europea.

La Fundación está comprometida a acompañarla en este nuevo  camino, en el que se acrecientan su responsabilidad y su compromiso, ya  tan firmemente sentido en estos años. Queremos seguir intensificando la  línea de acercamiento y transmisión a la sociedad de la obra de nuestros  galardonados y reforzar, en definitiva, el futuro, apoyándonos en la  ejemplaridad de su trabajo, que podrá ser estímulo para las mujeres y  hombres del mañana. 

Al asumir la Presidencia me he propuesto conservar y potenciar  dicho legado, así como el prestigio y el reconocimiento internacional que la  Fundación Princesa de Asturias ha ido logrando a lo largo de los años. 

Recuerdo hoy especialmente a quienes me han precedido en el cargo.  Su trabajo inteligente, riguroso e ilusionado nos ilumina para seguir  haciendo nuestro camino.  

Un camino de retos, pero también de esperanza. Un camino en el  que, con responsabilidad, con sentido del deber, con esfuerzo e ilusión,  queremos seguir ayudando a construir una sociedad mejor.  

Muchas gracias.