En su partido más plácido de la temporada, el filial despachó a una Peña Sport amable, que dio todo tipo de facilidades en defensa. Durante 85 minutos, el partido pareció abocado a la goleada del año. Fue entonces, cuando la lesión de Guille Donoso dejó al Sporting B en inferioridad y el último apretón de la Peña Sport estuvo cerca de completar la remontada. El paseo rojiblanco terminó en una cuesta empinada.

El Sporting B dominó a su rival durante todo el partido, lo desbordó por dentro y por fuera y tuvo ocasiones diáfanas para haber llenado el saco de los goles. La desgracia se personificó en el portero visitante Jorge, que vivió una mañana funesta. Fue el partido soñado para elevar la moral de la tropa rojiblanca, que ya venía reforzada tras el empate de Las Gaunas.

Quizá en otras temporadas, al Sporting B se le hubiera atrancado este partido. Muchas veces se ha visto al filial atascado ante un rival de la zona baja que da por bueno el empate y que se arma atrás, bien protegido. Ese fue el plan del conjunto navarro, con su capitán Itu incrustado entre dos líneas de cuatro. El problema fue que su defensa hizo aguas y no resistió la presión de los guajes.

Tomás Hervás ha diseñado el filial más sólido de los últimos años, con fichajes como Víctor Ruiz o Dreyer, que suben el nivel del equipo y le dan carácter competitivo. Arques se encarga de la limpieza, barriendo todos los balones para que el francés y Pedro Díaz construyan un edificio bonito y eficiente.

El técnico resolvió los problemas en ataque, con Pablo Fernández como único delantero en la convocatoria, sin renunciar al 4-2-3-1. Pedro Díaz se situó de enganche y despachó un encuentro de primer nivel, con un balón al poste incluido.

Fue el portero gijonés quien comenzó a decidir el partido, convertido en el primer atacante rojiblanco. La Peña Sport sacó una falta lateral colgada al segundo palo. Dennis atrapó el balón aéreo y lanzó rápidamente a Ramón. El lateral metió un balón profundo a Álvaro Bustos, que corrió y centro raso. Pablo Fernández pifió el remate con todo a favor. Fue un ensayo del primer gol. Poco después, el espigado ariete de Candás acertó a rematar otro centro preciso del extremo.

A esas alturas, ya parecía que el partido estaba decidido. La constatación llegó poco después, cuando a Jorge se le ablandaron las manos a la hora de capturar un centro inocente de Juan Mera. Monreal se encargó de completar el desastre al intentar despejar de tacón un balón que había quedado suelto sobre la línea de gol. La pelota se estampó en el trasero de Álvaro Bustos y acabó en la red.

El segundo tiempo parecía un trámite aburrido. Los dos conjuntos dejaron pasar los minutos con nobleza. El filial redondeó el marcador para saciar el apetito de Pablo Fernández. La Peña Sport buscó el tanto del honor. Lo encontrón al final, en un balón suelto tras un córner. Ya en el descuento, logró otro tanto que maquilló el resultado y los últimos minutos se convirtieron en una agonía totalmente inesperada a la vista del choque.