Gonzalo Rodríguez cumplirá tres años en abril y sabe que el Sporting es la debilidad de su padre y su abuelo. Lo que menos esperaba este gijonés al que una otitis le mantiene en cama durante las últimas dos semanas es que ese equipo que tanto defienden en casa apareciera por la puerta de su habitación. Abelardo, Halilovic, Jony, Bernardo, Lora y Cuéllar se encargaron ayer de alegrar por unos minutos la espera de doce de los niños ingresados en la planta de pediatría del hospital de Cabueñes, que recibió la visita de sus particulares reyes rojiblancos.

"Ahora soy más del Sporting", comenta Daniel Aguilera, un pequeño de seis años que no para de repasar cada bordado de la bufanda del Sporting que le acaba de regalar Cuéllar. Guiados por Miguel Rodríguez, gerente del hospital de Cabueñes, los futbolistas descubren tras cada puerta la mirada de sorpresa de cada uno de los ocupantes de las habitaciones y el gesto agradecido de padres y familiares. "Papá, papá", reclama Lucía González Parrondo, una cría de 26 meses un tanto intimidada cuando se ve rodeada por tantos visitantes. El osito que trae en sus manos Halilovic, junto a la mano que le ofrece Fredi, a quien reclamaba Lucía, inicia una gran sonrisa. Hubo quien se quedó con ganas de más. Alejandra Samaniego esperaba la llegada de su compatriota, el paraguayo Tonny Sanabria, buen amigo de la familia. "Seguro que marca muchos goles este año. Es muy buen jugador", afirma convencida esta niña de diez años. Fueron momentos para intercambiar ánimos, para una pronta recuperación, y para una pronta victoria. "Se agredecen detalles como estos, así como el trato que recibimos del personal médico", recuerdan los familiares, a la espera de que el próximo encuentro sea ya en El Molinón.