Es cierto que el Sporting tuvo ayer una de las posesiones más bajas de la era Rubi (29,2%), pero también lo es que los rojiblancos manejaron con soltura el juego sin balón. En todos los sentidos de la expresión. Primero, recuperando el balón en zonas adelantadas y creando situaciones de peligro que no fue capaz de convertir. Al Sporting de ayer, le faltó remate por más que la estadística diga que lo intentó en ocho ocasiones. El Sporting supo defenderse ante un equipo con un potencial, económico y deportivo, muy superior. Y cuando fue necesario, los rojiblancos manejaron bien (y esto sí que es noticia) el otro fútbol. Con el mérito de hacerlo ante el Sevilla, seguramente el equipo que mejor ha sido gestionar estas situaciones en los últimos años.

En el plano individual, destacan los ocho despejes de Babin, las once recuperaciones de Carmona o sus veintidós balones perdidos. Pero quizá lo más llamativo es que a Burgui, el rojiblanco más enrachado, sólo le salió un regate en todo el encuentro. Pero esto sólo son números.