Si hay un futbolista del Sporting que ha rendido según lo que se esperaba de él, ese es Manuel Castellano Castro, Lillo, (27-3-89, Aspe, Alicante), de profesión lateral derecho cumplidor. Lillo fue uno de los primeros fichajes del Sporting para esta temporada, después de terminar su contrato con el Eibar. Con este futbolista, no hubo engaños. Abelardo sabía exactamente la clase de jugador que incorporaba: un lateral derecho fuerte en defensa, generoso en el trabajo y limitado en la parcela ofensiva. Era también una alternativa para el centro de la defensa, donde tenía la experiencia de media temporada, pero apenas se prodigó en Gijón en esta demarcación a pesar de la escasez de efectivos.

Puede decirse que Lillo fue un titular fijo mientras Abelardo permaneció en el banquillo. Sólo algunos problemas físicos le sacaron del equipo. Rubi prefería el perfil más ofensivo que le ofrecía Douglas y el alicantino sólo apareció en las alineaciones titulares en las ausencias del brasileño.

Las dos características principales que han definido a Lillo desde su llegada al Sporting han sido su capacidad de trabajo y su profesionalidad. El alicantino fue primero un buen titular, y después supo ser un buen suplente. Sin levantar nunca la voz, sin dar un problema. Lillo tiene dos temporadas más de contrato y su continuidad en el Sporting parece segura a pesar de que en algún momento de la temporada se especuló con que pudiera ser tentado por el fútbol inglés.

Además de su rendimiento sobre el campo, que siempre ha sido correcto, Lillo se ha caracterizado también por hablar claro cuando se ha sentado ante los micrófonos. Una de las declaraciones de la temporada fue suya cuando aseguró que a muchos futbolistas de la plantilla rojiblanca les pesaba demasiado El Molinón y que eso condicionaba el rendimiento del equipo.

A priori, Lillo parece una pieza importante en el Sporting de Segunda División. El alicantino tiene experiencia en la categoría y en el fútbol de plata sus limitaciones técnicas pasan más desapercibidas. A día de hoy, nadie cuestiona su continuidad. Douglas busca nuevo destino tras su cesión por el Barcelona y el club intenta que Lora encuentre una salida pactada a pesar de que tiene un año más de contrato. Lillo quedaría entonces como el único lateral derecho del primer equipo. En el filial no vienen apretando demasiado ni Cifre, que tiene complicado continuar en el club, especialmente si el filial no asciende, ni Riki.

En lo deportivo, Lillo despachó una temporada aseada y, tras una buena primera impresión, llegó a ser uno de los fichajes más valorados del Sporting pasado. Luego su rendimiento decayó a tono con el equipo y le costó adaptarse al fútbol de toque que propugnaba Rubi.

Las cualidades de Lillo le convierten en uno de los futbolistas de la plantilla rojiblanca con una adaptación más sencilla a la Segunda División. Su ficha tampoco será de las más gravosas de la plantilla. El futbolista parece estar cómodo en Gijón, pero a lo largo de su carrera ya ha demostrado que no le asusta hacer las maletas. A la espera de conocer la opinión de Torrecilla y del nuevo entrenador, lo que está fuera de duda es que Lillo cumple lo que promete.