No hubo instantánea que lo acredite, ni fotos en bancos o notarías, cuando Coral Golf instó en 2005 el concurso necesario de acreedores del Sporting, que por entonces tenía una deuda estimada de 50,7 millones de euros. Las nuevas tecnologías han reducido el trámite a una transferencia electrónica y le han restado dramatismo al momento. El Sporting dio ayer un paso definitivo en su estabilidad económica al liquidar el último gran pago del proceso concursal. El club abonó los 4,4 millones del último plazo de la deuda subordina con la Agencia Tributaria, finiquitó la de la Seguridad y Social y ya hizo efectiva la de varios acreedores privados, entre los que se encuentra precisamente Coral Golf. El resto, hasta completar los 6,7 millones de este último pago, tienen ya el dinero consignado y el club se ha puesto en contacto con los acreedores para confirmar su número de cuenta y hacer el ingreso antes de que termine el mes.

El pago se realizó esta mañana después de que el club ingresase a su vez uno de los plazos pendientes del fondo de compensación al descenso que le ingresa la Liga y que siempre estuvo asignado a estos pagos, subrayados con trazo grueso en el calendario rojiblanco.

Del agujero con el que empezó el Sporting esta andadura, en unos días quedará pendiente únicamente de cobro un millones de euros de deuda ordinaria. De esta cantidad, hay 700.000 que llevan años sin ser reclamados por los acreedores y otros 300.000 que se le adeudan al máximo accionista de la entidad, José Fernández.

Según se asegura desde el consejo de administración, la única preocupación económica del Sporting a partir de la próxima temporada será la buena relación entre sus ingresos y sus gastos. Prácticamente se podría decir que el club comienza de cero en lo económico, aunque es conveniente mantener fresca la memoria del camino recorrido en los últimos años para evitar tener que recorrerlo de nuevo.

El Sporting fue pionero en 2005. Hasta entonces sólo Las Palmas había entrado en concurso de acreedores y los canarios lo hicieron de forma voluntario, mientras que al Sporting le fue instado un concurso necesario al desatender los pagos de la empresa que se encargaba del mantenimiento de los campos. El primer obstáculo fue sacar adelante el convenio de acreedores, que suponía una significativa quita en la deuda, y que fue aprobado en 2006 con un respaldo del 70,11% de apoyo de los créditos ordinarios. A partir de ahí, ya "sólo" quedaba ir cumpliendo con el calendario de pagos.