El fichaje de Miguel Torrecilla por el Sporting generó una ola de entusiasmo que se tradujo, por ejemplo, en la campaña de abonados del club, que resultó un sorprendente éxito tras el descenso. A Miguel Torrecilla le predecía su prestigio, era el hombre que había levantado al Celta del barro y se esperaba que obrase un milagro similar en Gijón. Esto le dio un margen de confianza y permitió que acogiesen con curiosidad sus primeras apuestas, la mayoría eran perfectos desconocidos en Gijón. Seis meses después, Miguel Torrecilla necesita reivindicarse ante el club y ante su afición mejorando el porcentaje de acierto y dando el salto de calidad que necesita la plantilla en este mercado invernal, que se anuncia lento, pero movido en entradas y salidas.

La prioridad, ya se sabe, es la búsqueda de un extremo izquierdo. Asignatura que quedó pendiente ya en el pasado mercado veraniego. Miguel Torrecilla no encontró ningún hombre de banda que le satisficiese y cubrió la posición con la incorporación de Rubén García y la adaptación de Santos, quien nunca se sintió cómodo en ese puesto.

La segunda asignatura pendiente es la del centrocampista creativo. El Sporting sigue buscando un cerebro que mejore la falta de fútbol crónica del equipo, mientras Nacho Méndez avanza en su proceso de maduración. Para este puesto llegó Álex López, una petición expresa de Paco Herrera al que las lesiones han hecho pasar inadvertido.

La llegada del centrocampista está supeditada al dinero que se gaste en el extremo y al margen económico resultante. Estos movimientos parecen los primeros en el orden de preferencia, pero puede haber más. A Rubén Baraja le gustaría mejorar las prestaciones defensivas del equipo. El técnico no confía en Quintero y Xandao y tampoco ve a Juan Rodríguez preparado para ser el tercer central de un aspirante al ascenso. El objetivo aquí pasaría por alcanzar un acuerdo para la desvinculación de Xandao, lo que podría liberar una cantidad económica significativa. Quintero también tiene abierta la puerta de salida, pero su impacto económico sería mínimo.

El último movimiento podría afectar a la delantera. Si se consuma la salida de Borja Viguera, un futbolista con cierto cartel pese a no terminar de triunfar en el Sporting, se estudiaría la posibilidad de traer un refuerzo ofensivo. Otras salidas a las que el club no pondría trabas en este mercado, aunque parecen poco probables son la de Lora y Pablo Pérez.

El relevo en el banquillo

Que el primer proyecto de Miguel Torrecilla en el Sporting no salió como lo había diseñado en su cabeza, se hizo evidente con la destitución de Paco Herrera. El técnico catalán, un exjugador del Sporting, fue la primera gran decisión del director deportivo y encontró el aplauso generalizado. La ilusión se fue apagando y la decepción se adueñó del sportinguismo. El propio Paco Herrera reconoció por activa y por pasiva que no había dado con la tecla para afinar al equipo.

Mucho antes de lo previsto, Miguel Torrecilla tuvo que entrar en juego de nuevo para elegir su segundo entrenador en pocos meses. La apuesta esta vez fue totalmente diferente. De la experiencia de Herrera se pasó al hambre de Rubén Baraja por hacerse un hueco en el panorama de los entrenadores españoles. El equipo da leves síntomas de mejoría, pero al menos la propuesta de Baraja se gestiona con más coherencia con la plantilla y con la filosofía del club.

Al paso por el ecuador de la competición, nadie discute que el Sporting necesita apuntalar su proyecto. Las miradas se vuelven de nuevo hacia Miguel Torrecilla. El director deportivo pasa su primera reválida en este mercado invernal, en el que se espera que mejore su porcentaje de acierto. De ello dependerán las opciones de ascenso del Sporting.