La familia de Quini quiso que fueran ellos. Los exjugadores del Sporting Joaquín, Morán, Claudio, Ablanedo II, Redondo, David, Ferrero, Jiménez, Nacho (Nachín el de Lieres) y Cundi, junto al exfutbolista del Athletic Dani (íntimo amigo de El Brujo), asumieron con orgullo la propuesta que Fernando Losada, consejero del Sporting, les hizo llegar. Los encargados de portar el féretro de Quini, desde la capilla ardiente situada en las entrañas de El Molinón, hasta el césped, donde se ofició el funeral, debían ser quienes compartieron con El Brujo sus mejores momentos. Ellos fueron los primeros, pero no los únicos. Otros se sumaron después, representando a diferentes generaciones de jugadores del Sporting y dejando imágenes tan simbólicas como alzar juntos la caja para que el campo le diera, literalmente, el último adiós a la leyenda.

No estaba previsto, en un inicio, que alzaran el féretro hacia la Tribunona. Un gesto que concentró la última gran ovación a Quini. "Alguien lo comentó justo en el túnel de vestuarios, momentos antes de pisar el césped", recuerda Joaquín. "Hay que agradecer a la familia que nos eligiera a nosotros, los veteranos", señala el gran capitán rojiblanco, a quien todavía le tiembla la voz al recordarlo. Le unían a Quini 41 años de relación. "Siempre fue para mí un referente y aún así, su pérdida me ha hecho darme cuenta de que era más importante para mí aún. Es complicado todavía hacerse a la idea de que no va a estar. Fueron momentos muy duros y emocionantes los vividos en el campo. Al salir al césped, y al abandonarlo. La gente nos consolaba a nosotros", relata el jugador que más veces defendió la camiseta del Sporting

"El mayor atragantón fue al dejar el féretro en el coche fúnebre. Fue duro, muy doloroso. Lo llevo mal", señala Cundi. No es el único en compartirlo. Tampoco en subrayar que "todavía no me creo que ya no esté". "Se pasa mal porque te contienes, pero es imposible aguantar la emoción", puntualiza Redondo. "Era el adiós a un amigo, además de al mejor de la historia del club, a uno de los grandes de España", subraya. "No se me olvidará nunca ese momento de entrar al campo", reconoce Morán. "He perdido a mi madre y a mi padre, y ese dolor tan grande lo volví a sentir por El Brujo cuando salimos al césped. Era uno más de la familia para mí", añade quien jugó con él, además de en el Sporting, en el Barcelona. Todos destacan el ambiente vivido. "Ver el comportamiento entre el Sporting y el Oviedo, la gran respuesta de otros clubes, el reconocimiento de la gente de Asturias y de España. Hay que aprovechar esa enseñanza que nos dejó El Brujo, la de estar todos unidos", concluye Joaquín.