Poco después de descubrir la placa de bronce con la que la Toba habría de pasar a llamarse "Hermanos Castro", Yoana Castro, la hija mayor de Jesús y a la sazón la sobrina de Quini, tomaría la palabra, en el mismo lugar donde su padre y su tío empezaron su leyenda en el barrio de Llaranes, para decir, con voz firme pero rota, lo que decenas de fieles del Sporting de Gijón sentían: "Los Castro están en casa". Emotivo y sencillo, a la par que gigantesco, el segundo encuentro de Peñas del Sporting abarrotó Avilés con 3.000 aficionados rojiblancos repartidos en 77 peñas, para participar en un programa de 24 actos que se podría simplificarse en uno: Honrar a Jesús Castro y a Quini por encima de todas las cosas.

La familia Castro participó en su homenaje. Estuvieron la viuda de Jesús Castro, Blanca Cobián, y y dos de sus tres hijos, la propia Yoana y Jesús, así como sus cuatro nietos. Por la parte de Quini acudieron tres de sus cuatro hijos, Oscar, Enrique y Jorge. Mari Nieves, su viuda, prefirió no acudir. "Sigue recuperándose de su dolor", afirmó Mariví Monteserín en el acto de las instalaciones deportivas que llevan ahora el apellido familiar. Falo Castro, el tercer hermano del linaje familiar, se mostró muy emocionado tanto en el descubrimiento de la placa, como en la ofrenda floral en el cementerio de La Carriona, donde descansan Castro y Quini.

Comentó una peñista, a la salida de la recepción de los presidentes de las peñas en el Ayuntamiento de Avilés, "que hacía calor pero que no era nada comparado con el día del Alcorcón". Curiosamente, el cielo, aunque encapotado durante toda la jornada, solo dejó caer unas tímidas gotas de lluvia cuando terminó de hablar Yoana Castro y cuando se posaron las dos coronas de flores sobre las tumbas de Los Castro, como si alguien en el cielo se emocionara también.

El Encuentro arrancó con una misa oficiada por el capellán del Sporting, Fernando Fueyo. Debajo del altar de la iglesia de San Nicolás de Bari observaba un escudo del Sporting fabricado con flores, a los presentes que ocupaban un tercio de los bancos.

La insignia iría rotando por todos los actos clave del programa, como Luis Pereda, el peñista del año y miembro de la peña "Inter", la más antigua del club. Pereda no se perdió la comida en la carpa de Las Meanas, donde los hinchas cargaron pilas en las 20 mesas, todas con mantel rojo y servilletas blancas, para que no se diga que no se cuidaron los detalles.

Socio de toda la vida del Sporting, Pereda este año tendrá el carnet número 69 del club. "El socio erótico", dijo sujetando orgulloso a su bisnieto, Roberto Riezt, que a sus nueve meses lleva siendo del Sporting desde que nació. "Fue Lorena, la hija de Quini, quien estaba en la oficina", explicaba.

El encuentro de peñas tuvo una parte institucional. En el Ayuntamiento se recibió a los presidentes de las peñas. Mariví Monteserín, la alcaldesa de Avilés, y Alfredo García, de la peña "Sporting somos todos", se llevaron los mayores aplausos. Aunque la fiesta continúo hasta la madrugada, el homenaje a los Castro tuvo el punto y final en el cementerio de La Carriona. Luis Pereda fue de los últimos en marcharse y lo hizo con la misma sensación con la que la Mareona embrujó Avilés: Los hermanos Castro se quedan en casa.