Con André Sousa ya de inicio, y con los últimos fichajes aportando esa pizca de empuje en los metros finales que faltó en Alcorcón, el Sporting dio un paso más en su fase de aclimatación y logró su primera victoria de la temporada. En una tarde en la que quizás el resultado era más importante que las sensaciones, por aquello de ganar en confianza y evitar cualquier murmullo durante la semana, los rojiblancos agradecieron el aire de fresco de tres refuerzos en el once inicial (Sousa, Álvaro Jiménez y Djurdjevic) y el dinamismo de Robin Lod desde el banquillo para despachar a un flojo Nàstic de Tarragona, muy cándido en defensa y sin recursos en ataque.

El nuevo Sporting va creciendo poco a poco, línea a línea, semana a semana. Si la defensa dejó un buen sabor de boca en Alcorcón, en el primer partido en casa el centro del campo asumió con naturalidad y fluidez el protagonismo que se le exige al Sporting en El Molinón. Cofie ofrece seguridad y se hartó a robar balones, aunque estuvo algo impreciso en el pase. Pero esa labor parece destinada a André Sousa y Robin Lod, dos futbolistas llamados a tener ese punto determinante que hace que un equipo pueda estar en la zona alta. Ahora el tiempo dirá si la buena sensación inicial se mantiene y consolida o por el contrario se diluye.

El Sporting logró por sexta temporada consecutiva ganar en su primer partido en casa. La carta de presentación fue la ideal. La afición se enganchó y empieza a crear ya algunos motivos para la ilusión. La temporada será muy larga, pero la propuesta inicial de Baraja para este nuevo proyecto tiene buena pinta. Si hace siete días el Sporting pedía a gritos refuerzos, su llegada esta semana ha sido determinante para dar un paso más y ayudar a sacar adelante partidos como el de ayer, ante rivales débiles, pero en los que en ocasiones es fácil atascarse.

La primera impresión que dejó el Sporting en su primer partido de Liga ante su afición fue la de un bloque intenso, eléctrico y que no tiene problema en madurar el juego cuando toca. El Sporting controló desde el inicio el duelo. Como estaba previsto, Baraja premió la buena actuación de Alcorcón de André Sousa y le dio la titularidad. El medio portugués no defraudó y lideró ya no solo el juego ofensivo del equipo, sino que también hizo crecer al Sporting con una alta presión situándose por detrás de Djurdjevic. Esa circunstancia, la de robar muy arriba el balón al Nástic, gracias a esa presión conjunta, permitió a los rojiblancos llegar con rapidez al área.

Si en Alcorcón se vio a un equipo sólido y fuerte en defensa, ayer el Sporting dio una vuelta de tuerca más y creció donde se le pedía: en el apartado creativo. Baraja no hizo ningún experimento de última hora y dispuso del once que había probado en el último ensayo en Mareo. Debutaron de mano Álvaro Jiménez y Djurdjevic, que le dieron la chispa que le había faltado una semana antes al equipo. Las otras dos novedades en la alineación fueron la entrada de André Sousa por Nacho Méndez, y la de André Geraldes por el lesionado Canella, desplazando a Molinero al lateral izquierdo.

El intenso comienzo del Sporting tuvo su recompensa mediada la primera parte. Tras un aviso de Carmona después un centro de Molinero y otro de Álvaro Jiménez, que le comió la tostada a un defensa rival pero estuvo lento para rematar, el Sporting aprovechó un regalo de Fali para marcar. El central del Nástic entregó cuando intentaba iniciar una jugada el balón a Djurdjevic, que rápidamente asistió a André Sousa. El jugador portugués se escoró hacia la banda izquierda y asistió al ariete serbio, que no fue capaz de rematar, pero ahí estaba Santana esperando atento para marcar.

El gol alivió al equipo, que se fue sintiendo más cómodo con el paso de los minutos, dosificándose por momentos, pero sin perder el mando ante un Nástic muy débil que apenas intimidó a Mariño. También la alegría de marcar hizo que Santana se liberase de la presión de su mal partido en Alcorcón. Baraja optó por darle continuidad para intentar recuperar para la temporada al canario, un jugador que el año pasado se fue apagando poco a poco.

El paso por los vestuarios dejó a un Sporting algo más apagado, aunque siempre atento a cualquier oportunidad para dar un zarpazo. Primero falló Carmona, que no atinó a rematar un buen centro de Sousa. Después probó fortuna con un gran derechazo Álvaro Jiménez desde la frontal. Y poco después Djurdjevic estuvo algo lento tras un gran pase al hueco de Cofie para marcar cuando se disponía a encarar al portero del Nàstic.

El partido estaba controlado para el Sporting, pero no acaba de llegar el gol. Fue entonces cuando Robin Lod y Nacho Méndez dieron frescura al equipo con su entrada en el tramo final. Y de las botas del luanquín nació un buen centro, tras una buena internada por la banda derecha para asistir al finlandés, que se estrenó marcando a los doce minutos de debutar. Un gol que daba la tranquilidad necesaria ante cualquier posible susto del Nástic.

Con cuatro puntos sobre seis posibles, el Sporting repitió el mismo inicio que la temporada pasada. La siguiente jornada el calendario le da la oportunidad a los rojiblancos de volver a jugar en casa. El Extremadura, un recién ascendido que ya pescó un punto en el Carlos Tartiere, pondrá a prueba la fluidez del bloque entrenado por Baraja. En una Segunda en la que parece que hay más equipos que nunca candidatos a meterse en el tren de la zona alta, el Sporting quiere coger desde ya su billete.