A la sombra de El Molinón
La primera vez fue la última
La huelga de 1984 permitió a los juveniles Gancedo, Murias y Cobián sentirse jugadores del primer equipo por un día
![Por la izquierda, Murias, Gancedo y Eloy, con camisetas del Sporting, ayer, ante El Molinón.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/f512bdc0-96e9-47a1-8b38-89dbbd3767ea_21-9-aspect-ratio_default_0.jpg)
Por la izquierda, Murias, Gancedo y Eloy, con camisetas del Sporting, ayer, ante El Molinón. / Juan Plaza
Mario D. Braña
Para tres gijoneses, el 9 de septiembre de 1984 quedó grabado en su memoria como un día muy especial en sus vidas. Jugaban en el juvenil del Sporting y, de repente, aquel domingo de comienzos de temporada se pusieron la camiseta del primer equipo, para sustituir a los profesionales que siguieron una convocatoria de huelga de la AFE. Para José Manuel Gancedo, José Antonio Murias y Eduardo José Cobián fue su primera y última vez en el césped de El Molinón. El cuarto jugador nacido en Gijón de aquel equipo excepcional, Eloy Olaya, ya era un habitual entre los grandes, pero se vio obligado a jugar porque estaba cumpliendo el servicio militar.
Los jugadores que protagonizaron aquel partido frente al Madrid, que también llegó plagado de jóvenes a Gijón, mantienen el contacto y se reúnen esporádicamente para recordar viejos tiempos. Para Gancedo, un lateral derecho que tenía 17 años recién cumplidos cuando llegó aquella extraña oportunidad, son buenísimos recuerdos: “No es difícil imaginar lo que suponía para un chaval de la casa, que llevaba en Mareo desde alevines. Era un sueño jugar en El Molinón, además contra el Madrid, y con miles de espectadores en la grada”.
Gancedo supo a mitad de aquella semana por el entrenador del juvenil, Javier Sáenz, que era uno de los elegidos. Reconoce que pronto le empezaron a comer los nervios y que pasó algún momento de apuro por lo excepcional de la situación: “Algunos jugadores del primer equipo vinieron al vestuario para explicarnos las razones de la huelga y pedirnos nuestro apoyo. Pero nos debíamos al club y nuestra ilusión era jugar. Fue a verme toda mi familia, hasta mi abuela, que nunca había ido a un partido”.
Y, en su caso, lo hizo bastante bien, ya que según la valoración individual de LA NUEVA ESPAÑA estuvo “seguro, bien colocado, sin complicarse la vida, por su banda no creó ningún peligro el Madrid”. Pese a todo, a Gancedo no le dieron más oportunidades y un año después tuvo que abandonar el club de su vida: “Sabía que era difícil porque había gente de mucho nivel para pasar el corte del Sporting B. Cuando cumplí de juvenil me dieron la baja y fiché por el Oviedo Aficionados”.
Algo parecido le ocurrió a Murias, un delantero entonces de 18 años que no acabó tan satisfecho aquel partido. Entre otras cosas porque fue el único sustituido por Novoa. “No me salieron bien las cosas”, reconoce ahora Murias, que casi disfrutó más de los prolegómenos: “Nos concentramos y comimos en Mareo, como hacían los del primer equipo”. Aquel momento especial no tuvo continuidad y, tras una cesión al San Martín, Murias tuvo que salir del club en el que había jugado desde minibenjamines. Pese a todo recalca que “para mí fue una pasada jugar aquel partido ante tanta gente. Era un chaval, quería jugar y ganar”.
Para Eloy Olaya, aquel partido llegó en unas circunstancias difícilmente explicables en estos tiempos. En condiciones normales hubiese secundado la huelga de sus compañeros, pero junto al guardameta Pedro, Emilio y Luismi tuvo que cumplir órdenes porque estaba haciendo la mili. “Si nos negábamos podían acusarnos de rebelión”, señala Eloy, que con 20 años cumplía su tercera temporada en el primer equipo. Destinado en Gijón, Eloy podía entrenarse todos los días con el equipo y jugar los partidos.
“Nos avisaron de que teníamos que jugar el día antes del partido”, señala Eloy, que apoyaba la huelga convocada por la Asociación de Futbolistas Españoles. Al delantero no le quedó más remedio que ejercer de veterano ante sus nuevos compañeros y fue el autor del gol que adelantaba al Sporting tras una jugada individual. Gancedo señala que “Eloy nos dio mucha confianza porque estaba acostumbrado a jugar esos partidos”. Como ya estaba en la recta final del servicio militar, tras el partido Eloy pudo irse a dormir a su casa, mientras que su compañero Emilio dejó una imagen para el recuerdo al abandonar El Molinón con el uniforme militar para incorporarse inmediatamente al cuartel.
La ficha del partido
Sporting, 1; Real Madrid, 1 1
Sporting: Pedro; Gancedo, Cobián, Emilio, César; Eloy, Orlando, Tuto, Luismi; Oliver y Murías (Luis, min. 57).
Real Madrid: Canales; Eusebio, Geni, Juan Carlos, Clemente; Fuentes. Morales, Bugallo (Hurtado, min. 37), Muñoz (Márquez, min. 77); Leonardo y Losada.
Goles: 1-0, min. 15: Eloy. 1-1, min. 33: Leonardo.
Árbitro: Marín López (Comité Navarro-Riojano). Tarjetas a Emilio y Eusebio.
El Molinón: Alrededor de nueve mil espectadores, con 400.000 pesetas de recaudación. Partido disputado el 9 de septiembre de 1984.
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