Víctor Campuzano. Delantero del Sporting

Las confesiones sinceras de "Campu", el futbolista que se aleja de los estereotipos: "No me esperaba esta situación, pero lo mejor está por llegar; esto solo es el principio"

"No es verdad que me aferrase a un contrato, estaba dispuesto a salir", desvela el delantero en su amplia entrevista con LA NUEVA ESPAÑA

Campuzano en Mareo.

Campuzano en Mareo. / Ángel González

Andrés Menéndez

Andrés Menéndez

Es su jornada libre, aunque también la aprovecha para hacer algunos ejercicios. Y en Gijón se encuentra de visita su familia. Pero Víctor Campuzano (Barcelona, 26 años) saca tiempo para abrirse con LA NUEVA ESPAÑA en Mareo. "Campu" se mueve a la perfección con los medios de comunicación. Rompe los estereotipos de futbolista. Comunica, y maneja su mensaje. En una charla que sobrepasa la media hora, rememora todas las vivencias de un verano complicado. Hace autocrítica, y toca de pasada temas tan delicados como los salarios de los futbolistas. Pero, sobre todo, se muestra boyante de confianza: "El mejor Campuzano está por llegar. Esto solo es el principio".

–El escenario ha cambiado absolutamente. Y vaya cambio.

–Sí, totalmente… Estoy contento, pero no solo por marcar gol. Como he dicho siempre, soy un jugador bastante "amable" por llamarlo de alguna forma: no me importa marcar, o que lo haga otro, como fue con el 2-2 de Pablo (Insua). Pero sí estoy muy contento por el cambio. Hace un mes y una semana no tenía ni un minuto de competición. El trabajo da sus frutos. Esto es solo el principio.

–Con honestidad, ¿se esperaba esta situación?

–La verdad es que no. Si es verdad que confío en mis cualidades, en el trabajo que doy en el día a día, que es algo que los compañeros valoran y agradecen: tener ahí a un tío, que, pese a no jugar, exige siempre dar el máximo. Ellos se alegraron mucho con mi gol. Pero no, no me lo esperaba. Al final no tenía ni un minuto. Está siendo por decirlo de alguna forma mi pretemporada. En total habré jugado tres partidos, como mucho. Aún me falta mucho, pero estoy a buen nivel.

–¿Cómo fue el verano con un "stage" en México donde estuvo inédito?

–Fue complicado. Llegué y me encontré algo diferente a lo que tenía en mente. Me centré en entrenar, y en estar preparado para lo que llegase: no sabía si me iba a quedar aquí o no. Me limité a entrenar, estar disponible para lo que hiciese falta. Entrené incluso de lateral y de medio. Estaba disponible para lo que fuera necesario. Luego me tocó quedarme. A este club le tengo un cariño especial. Pero ya desde pequeño. Jugaba al PRO, que ya no existe, con el Sporting (risas). No sé muy bien porqué. Quiero llevar a este club a lo más alto. Se merece estar más arriba.

–¿Qué piensa al leer: Campuzano no salió del Sporting porque se aferra a su contrato pese a no contar…?

–Es que no es verdad. Estaba abierto a salir. Si salía alguna opción que encajara, estaba abierto a irme. No entre luego en situaciones de ofertas. Pero se trajeron unas propuestas. Pero ahí ya no entro.

–¿Le dio muchas vueltas?

–Tengo la suerte o la habilidad de abstraerme de lo que no depende de mí. Si estoy bien y no juego el finde, estoy tranquilo. Que no me han dado la oportunidad, no depende de mí. Al final juegan once y los cambios que elija el míster. Eso es cosa suya.

–¿Nunca pensó en algún momento en tirar la toalla?

–No, sinceramente no. Poca gente lo llevaría así, pero yo estaba tranquilo. Tenía ofertas y un contrato de dos años… Estaba tranquilo.

–Se cierra el mercado, el Sporting no ficha a un 9, llega Roque Mesa y usted se queda. Y el club le traslada que cuenta de nuevo. El contador vuelve a estar a cero.

–Al día siguiente de cerrarse el mercado, tengo una reunión con David Guerra. Me agradece la profesionalidad que tuve en verano y mi comportamiento en una situación difícil. Con Miguel Ángel también habló tras el partido ante el Burgos. Ellos me proponen una serie de retos.

–¿Se refiere a una cifra de goles?

–No, eran retos de continuidad. La decisión que tomaron fue más bien por un tema de contrato: porque lo que gano no correspondía con mi rendimiento. Y, sinceramente, tienen razón. El año pasado casi bajamos. Nadie se merecía lo que ganamos…

–Es muy honesto admitir eso.

–Es que es la realidad. Al final que un club como el Sporting quede tan abajo… Si queda tan abajo es que nadie ha dado la toalla. Me comentaron que querían que diese un paso adelante, y tuviese esa continuidad. Eso es lo que me ha fallado. Me hice un estudio antes de verano con el anterior nutricionista. Quité alimentos que no me ayudaban. Físicamente estamos también afinando. Se hacen preventivos, se cuidan muchas cosas. Ha habido mejorías en el club que también ayudan: en el césped, nutrición, trabajo preventivo…

–¿Cuánto lleva ya sin lesionarse?

–(Víctor piensa unos segundos y toma la palabra). Pues la última lesión fue un mes antes del final del pasado curso.

–Es decir, han pasado ya unos cuantos meses…

–Cuatro o cinco, fácil, sí.

–La mejoría física parece evidente.

–Totalmente. Mis vacaciones fueron centradas en sentar las bases, y todas las mejoras que tenemos ayudan.

–¿Y a usted no le duele la etiqueta de jugador frágil?

–Ningún jugador juega sin molestias o dolor. Tuve la mala suerte cuando me ha tocado forzar… Me ha ido mal. Esa es la realidad conmigo. Tuve cuatro o cinco recaídas por adelantar…

–Ahora se le ve con una punta de velocidad distinta, con chispa.

–Se nota la continuidad. A veces al lesionarte tienes que volver a coger el ritmo. Y si vuelves a caer, otra vez el mismo proceso. Un bucle, vaya. Aun así, veo aún que me falta. Me conozco. Y me falta todavía. Como le dije, esta es mi pretemporada. No me siento todavía fresco… Pero sí con chispa. Solo necesito continuidad. El nivel sé que lo tengo. Lo mejor, repito, está por llegar.

–¿Qué tal con Miguel Ángel?

–Es muy cercano. Le gusta hablar, ayudar, escuchar a los demás. Le gusta recabar toda la información posible. Y de esa forma intentar darnos el mejor plan de partido. Además, tanto a él como a su “staff” les gusta la broma. Hay muy buen rollo….

–Usted ya rozó el play off en su primer curso en el club. Pero luego le tocaron dos años duros. ¿Confía en este Sporting?

–Creo que la virtud de este año es que tenemos un equipo muy competitivo. Juegan once. Pero este fin de semana hay mucha gente que igual no juega y podrían perfectamente participar. Es muy importante en una liga como esta: son cuarenta y dos jornadas… Hay partidos entre semana. Luego viene la Copa. Necesitamos a todos. Tenemos una mentalidad muy diferente a la que teníamos antes: siempre salimos a ganar. En Santander perdemos por querer ganar. Contra el Zaragoza ya lo dije: si dura cinco minutos más, ganamos. Lo sentía así…

–¿Antes de salir al campo tuvo el “feeling” de que le iría bien?

–Lo hablé con varios compañeros. A Gio (Zarfino) se lo dije: "si me llega una, la voy a meter". Me escribió al finalizar el partido y me dijo: “tenías razón…”.

–Zarfino está sufriendo...

–Me sabe fatal. Me siento identificado con él. Hemos hecho lo mismo: forzar por el equipo pese a no estar bien. Es verdad que el tendón rotuliano es diferente a un músculo, cono el isquio. Si está inflamado, molesta mucho. Lo mío fueron roturas. Él fue aguantando hasta no poder más.

¿Cómo se gestiona olvidar que sobrevuelen los fantasmas a una recaída? No sé si a veces uno salta al campo o no hace un gesto por miedo a recaer...

–Es normal que a veces sobrevuelen los fantasmas a una lesión. Sobre todo, cuando tienes la última más reciente. En mi caso no me pasa. Estoy muy atento a mi cuerpo: si noto cualquier cosa… Trato de que no me vaya a más.

–Víctor Camarasa ha ayudado a visibilizar la importancia de la salud mental al reconocer que necesitaba parar.

–Hay que dar importancia a la salud mental. Un coach o un psicólogo. El coach es más motivacional. Trabajo a veces con Mar Rovira, que dirige el Departamento de Salud Mental del Espanyol. Antes estaba más con ella. Cuando estás ‘jodido’ siempre necesitas más. Ella siempre me dijo que soy bastante centrado y no necesitaba mucho. Aunque de vez en cuando hago revisión. Todo el deporte de elite compromete la salud mental. Tanta presión…

–¿Y merece la pena esa presión?

–Es lo que tiene el fútbol y especialmente este club. El otro día había casi 21.000 personas en el estadio: a veces pitan, o insultan, que no lo comparto, o también te animan y dan un plus… El Sporting tiene mucha historia y gente detrás. Tienes que aprender a vivir con ello. Cuando hay buenos resultados, cambias el estado emocional de la gente. En el minuto 86, El Molinón estaba más así, más callado… Metes el primero. Y la gente se anima. Y el segundo. La gente acaba chillando, animando…

–Usted criticó en sala de prensa que a un delantero se le pese solo por los goles y se deje de lado todo lo demás

–Es que es verdad: el 9 es el único dorsal al que se le exige gol, y casi da igual todo lo que hagas. Es muy injusto. Está muy bien meter goles. Pero yo prefiero meter menos y tener al equipo peleando por subir o en play off. Al final la gente tiene metido en la cabeza que a un delantero se le valora por los goles. Es así. No se puede cambiar. Y es injusto. Mira, un ejemplo claro es Benzema. Cuando estaba Cristiano, Benzema lo hacía muy bueno con movimientos sin balón, asistencias… O intangibles, que no se valoran.

–A Djuka le está tocando soportar eso peso por la sequía…

–Es "jodido". Lo intentamos ayudar. Al final ves los datos físicos: lo que corre, ayuda… Y dices ‘vaya números que ha hecho’. Pero eso la gente no lo valora, porque no marca un gol. O el trabajo que hacen Juan y Djuka… Ves a "Juanito" defendiendo, a veces ahí, en el área pequeña los saques de banda. O a Djuka corriendo atrás. Hasta hace dos jornadas estábamos encajando poco. Y al final también es por estas cosas: atacamos once, y defendemos once. Cuantos más defendamos, menos encajaremos. Y cuantos más ataquemos, más ocasiones podremos generar.

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