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El Molinón vuela en otra tarde mágica: así fue el ambiente del partido ante el Espanyol

La afición se volcó desde la llegada del autocar, Canella puso la emoción y Gragera acabó pitado

Ir a El Molinón esta temporada es otra historia. El inicio fue prometedor. No hay lugar para el Clásico cuando el Sporting se juega mantenerse invicto en casa. Centenares de sportinguistas se dieron cita en los aledaños del municipal gijonés para recibir al conjunto rojiblanco mientras toda España seguía el Barcelona-Real Madrid. "Te queremos, te adoramos, Real Sporting de Gijón" fue la canción elegida, el primer aliento. El paso del autocar del Sporting, acompañado del habitual retumbar de chapa y cristales. Desde fuera varios aficionados golpeaban con las palmas de sus manos los laterales del vehículo. Desde dentro, los jugadores respondían sin importar el temblar de las lunas. Ruido como banda sonora de la intensa comunión entre equipo y afición. Eso, casi dos horas antes de que echase a rodar el balón.

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Tampoco faltó un punto de emoción. Lo puso Róber Canella en la previa. El de Pola de Laviana fue invitado por el club tras anunciar su retirada. Saltó al terreno de juego para llevarse una tremenda ovación de su público. Imposible condensar en segundos más de 300 partidos. Cariñosa fue también otra bienvenida, la que brindaron en el palco David Guerra y Joaquín Alonso a Rafa Marañón, goleador rojiblanco en el ascenso de la 69-70 y ahora consejero del Espanyol, donde es historia.

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Pero la bienvenida más esperada fue la de José Gragera, gijonés y sportinguista de cuna, emigrado al Espanyol en el pasado mercado invernal en busca de un futuro mejor. El primer abrazo se lo llevó de su quinta. Gaspar, Pablo García y Guille le esperaron sobre el césped antes de pasar a vestirse en los vestuarios. Luego, con la pelota en juego, de cariño, lo justo. Fue pitado cuando se anunció la alineación del Espanyol por megafonía. Durante el partido, empezó silbado, pero los minutos le dieron tregua. Cuando fue sustituido volvió a llevarse pitos. Broncas, las justas en El Molinón, que acabó entre olés a sus futbolistas, despedidos con una cerrada ovación.

De izquierda a derecha, homenaje a Canella por su retirada, la actuación de la banda «The Waltins» y público en la grada. | Juan Plaza

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