"Es el año, tengo la cosina": la afición rojiblanca le pide el ascenso a los Reyes

La afición sportinguista arropa a los de Ramírez en el entrenamiento abierto al público en Mareo

Entrenamiento a puertas abiertas del Sporting, ayer en Mareo.

Entrenamiento a puertas abiertas del Sporting, ayer en Mareo. / Marcos León

Ni la lluvia logró sofocar la ilusión de más del centenar de sportinguistas que se acercó en la mañana de ayer a Mareo para ver el tradicional entrenamiento a puerta abierta de los jugadores de Miguel Ángel Ramírez previo a la noche de Reyes. La jornada resultó propicia para que aficionados residentes fuera del Principado tuviesen ocasión de ver de cerca a sus ídolos, algunos llegados de lugares tan insospechados como Irlanda. Es el caso de los hermanos Owen y Dylan O’Connor, de 8 y 13 años, que acudieron a la sesión acompañados de su tío Daniel, socio de toda la vida y principal responsable de la militancia sportinguista de sus sobrinos. "Es un espectáculo ir al campo con ellos, especialmente con Dylan: ¡empieza a gritar en inglés, lo vive mucho!", dice Daniel, que ha prometido al binomio irlandés "ir a ver al Madrid o al Barça" si el año que viene el Sporting compite en Primera.

De mucho más lejos vienen Ernesto, Juan Ignacio y Lucas Muñoz, primo y sobrinos de Gio Zarfino. "Es la primera vez que venimos a Asturias, acabamos de llegar", explican mientras acompañan a la hija del jugador, Rafaela, que busca con la mirada a su padre entre los jugadores que entrenaban en Mareo. También lejos de Gijón vive un sportinguista "de siempre", Alejandro González, residente en Soria. "No le ha coincidido ningún partido con las vacaciones de Navidad, así que aquí estamos, había que verlos como fuera", relata su hermana Cristina, defensora de Djuka: "Me gusta, la gente es demasiado dura con él".

Desde Palencia vienen María José Rosete y David Díaz junto a sus hijos Jimena, de diez años, y David, de cuatro. María José, llanisca, captó para la causa a su marido ("soy del Madrid, pero me tira mucho el Sporting") e instruyó en el sportinguismo a sus hijos, en especial a una Jimena que bebe los vientos por Hassan y que dice tener "el corazón rojiblanco". Cuando escucha la palabra ascenso, a su madre se le dibuja una media sonrisa. "Me gusta el equipo, creo que este es el año, tengo la cosina", confiesa María José.

Que el sportinguismo no tiene por qué venir de cuna lo constata el caso de Julen Vidal. Llegado a Asturias desde Almería el pasado mes de abril junto a su madre, Pilar González, Julen no tardó en enamorarse del Sporting hasta el punto de hacerse socio en apenas unos meses después de acudir a El Molinón con Nacho Hevia, amigo de Pilar. "Fue un flechazo", confiesa el pequeño, de 12 años. "Vino aquí y le encantó el Sporting la primera vez que fue al campo. Es curioso, porque cuando vivíamos allí él no era del Almería", explica su madre, que presume de tener un hijo "talismán": "Cada vez que va al campo, no perdemos".

Apurando las vacaciones escolares se encontraban Bruno Dapiedade, Javier Florez y Emilio Fornos que, acompañados por los padres de este último, David Fornos y Belén Fernández, disfrutaban paraguas en mano del entrenamiento mientras, como Jimena, confesaban su militancia "Hassanista" y fantaseaban con un ascenso que les haría "muchísima ilusión". "Pero hay que ir poco a poco, que esto es muy largo", templaba el experimentado David.

Menos prudente que David, quizá movido por el ímpetu inherente a la juventud, se manifiesta Manuel David López, de siete años y canterano del club, que acudió al entrenamiento junto a su padre, Alonso. "Seguro que se sube", pronostica el joven. Su padre, socio y rojiblanco "de pro", es igual de optimista. El Sporting quiere seguir dándoles motivos para serlo.

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