El Sporting tira de raza para salvar un empate (1-1) ante el Valladolid en El Molinón

Mermado por las bajas, los rojiblancos no se vinieron abajo y salvaron con gol de José Ángel los muebles ante un buen Pucela en un partido frenético

Andrés Menéndez

Andrés Menéndez

Ningún jugador más apropiado que José Ángel para firmar la igualada ante un contrincante que llevó al límite al Sporting. El Valladolid hizo sudar y de qué manera a los de Ramírez, que aguantaron de pie pese a acumular ocho bajas. Los rojiblancos fueron capaces de sobreponerse a las circunstancias a base de raza al golpe recibido con el gol de Amath. El espectáculo premió a la historia y los dos equipos se dejaron el alma en una batalla que fue un continuo toma y daca, sin red. El “mini derbi” en El Molinón acabó en empate (1-1).

La semana se presentaba tranquila tras una victoria vitamínica en el derbi. Pero no hubo paz para nadie, ni tiempo para cantar victoria. Sobre todo en los despachos. La crisis de la candidatura “Asturias 2030” a los pocos días de ver la luz el proyecto fue un dolor de muelas para el equipo de dirección del Sporting y los ejecutivos de más responsabilidad de Orlegi Sports. Mientras, en el campo, la enfermería no cesaba de acumular bajas. Ramírez perdió de golpe a su capitán (Izquierdoz) y a un jugador pletórico en los últimos tiempos (Rivera). También a Mario González, que estará en El Plantío. En tres semanas, el cuerpo médico tenía que sanar a más jugadores que en ocho meses. El técnico rojiblanco palió la plaga -ocho jugadores k.o.- con un giro importante: Diego Sánchez volvía al centro de la zaga, Pier se reciclaba al lateral por Pascanu (sobrecargado), y Hassan comenzaba -de nuevo- el partido en el banquillo. En las alas, Queipo y Villalba. En frente, un Valladolid irregular; pero con nombres que asustan.

Real Sporting 1-1 Real Valladolid

SPORTING: C. Joel (1); Pier (1), Insua (3), Diego Sánchez (2), José Ángel (2), Queipo (1), R. Mesa (2), N. Méndez (2), Villalba (1); Otero (1) y Djuka (1)

Cambios. Hassan (1) por Queipo, min 60. Varane (1) por R. Mesa, min 60. E. Lozano (1) por Djuka, min 80. N. Martín (s.c.) por N. Méndez, min 85. P. García (s.c.) por Villalba, min 85.

VALLADOLID: Masip (1); L. Pérez (1), Tárrega (1), Boyomo (2), L. Rosa (1); Amath (3), Monchu (2), Juric (1), Biuk (2); Sylla (1) y Meseguer (1)

Cambios: De la Hoz (1) por Meseguer, min 70. Negreso (1) por Sylla, min 80. Kenedy (1) por Biuk, min 80. M. André (s.c) por Juric, min 90.

GOLES: 0-1, min 26: Amath. 1-1, min 50: José Ángel

ÁRBITRO: Galech Azpeteguía (C. Navarro). Amonestó a los locales Djuka, Queipo y Nacho Martín.Y a los visitantes Juric, Meseguer, Amath

EL MOLINÓN: 21.130 espectadores

Y el partido comenzó en el caos. Como si los dos equipos fuesen perdiendo por varios goles. El Sporting buscaba una y otra vez las cosquillas de Tárrega, al que parecía faltarle una pizca de velocidad para girarse sobre sí mismo y correr a su guarida, la de Masip: a su espalda salía disparado un gamo como Otero, y un futbolista que siempre ha vivido de sus desmarques, como Djuka. Mientras que los de Pezzolano buscaban también el duelo entre José Ángel y Amath, mucho más veloz el senegalés que el de Roces, que sufría una barbaridad. Así, con el africano corriendo a los espacios, tuvo la primera el Valladolid, que metió un buen susto en el cuerpo a El Molinón. Antes había dado un aviso el equipo gijonés a balón parado por medio de Insua: el violento remate de cabeza del de Arzúa rozó el larguero tras conectar con un guante Masip. 

La apuesta de Ramírez por jugadores de un perfil más técnico en el centro del campo -reunía el equipo rojiblanco a Roque Mesa, Nacho Méndez, y en las alas jugaban dos jugadores más talentosos que físicos, como Villalba y Quiepo- no supuso luego sobre el papel que su equipo tuviese un fútbol-control: la pelota corría muy deprisa y los contactos eran más aéreos que rasos para buscar coger a la defensa pucelana desprevenida. Precisamente un descuido del lateral izquierdo Rosa estuvo a nada de dejar a Otero ante el gol. Se quedó enganchado el defensa vallisoletano, rompiendo el fuera de juego. Rosa corrigió y salvó los muebles. La hinchada rojiblanca ya se relamía en la grada. El encuentro entró después en una fase estéril para el espectáculo. No arriesgaba ninguno y primaba el orden para deshacer la sensación de ida y vuelta de la primera fase. Hasta que la pelota llegó a Amath. El senegalés, pretendido este enero por el Oviedo, rompió la monotonía con una genialidad. Retó a Cote. Le hizo retroceder. Bailar. Primero hacia atrás, luego hacia dentro, y al final se fue por fuera. Su remate, flojo, fue suficiente para superar a Christian Joel. Ídolo hace siete días contra el Oviedo, el cubano se quedó con el rostro desencajado. No fue capaz de desplazar la pelota. Saltaba la afición del Pucela, eufórica. El Molinón, mudo. 

El 0-1 fue un mazazo enorme para los locales. No sabía muy bien qué hacer el Sporting. Y el Valladolid, más sereno. Meseguer dio otro aviso. Hasta que Queipo se inventó una genialidad: un pase filtrado que plantó solo a Otero ante Masip. El colombiano se hizo con la pelota. Pero iba muy acelerado. Tropezó con el arquero del pucela, y se fue al suelo. Su rechazo fue rematado de mala manera por Djuka. El Molinón reclamó penalti. Galech Apezteguía no vio nada. El VAR, tampoco. Lo cierto es que no parecía suficiente. Y después, al descanso.

El partido comenzó en el segundo tiempo como al inicio: con los dos conjuntos desatados. Cero control. Todo corazón. Nadie frenaba el ritmo, y el balón iba de área a área. Una pérdida de Roque acabó con Monchu rozando el 0-2. El 8 del Valladolid reventó el cuero con tanta fuerza que los seguidores ni siquiera tuvieron tiempo de ver si la pelota se fue cerca de Joel. En ese cuerpo a cuerpo tan valiente como descuidado llegó el empate. Roque levantó la cabeza y metió un centro donde se deciden las cosas: José Ángel estiró su pie izquierdo para poner el 1-1. Una locura en medio del caos.

A los cronistas no les daba tiempo a recoger las jugadas y los periodistas de radio ya estaban sin voz cuando Christian Joel se desquitó de su error y sacó a Meseguer en boca de gol la gloria. La jugada acabó con un centro-chut de Biuk en el larguero. El partido no tenía respiro y el cuenta kilómetros ya estaba disparado. A Ramírez le interesaba ese correcalles y metió más leña: Hassan al campo. También Varane. Ritmo alto. Y el franco-egipcio para correr.

El encuentro estaba ya en esa franja de los detalles. De una jugada. Joel puso a El Molinón con el corazón a mil cuando se le complicó agarrar un balón llovido de esquina. Diez minutos. Pezzolano no se guardó nada y metió de golpe a un veterano curtido en mil batallas como Negredo y a un talento tan grande como irregular como Kenedy. Eran los visitantes los que olfateaban el gol. Pero ya no hubo más que celebrar... ni que lamentar.

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