Juanele fue árbitro antes que futbolista: "Estuve un año pitando a infantiles"

"El Pichón" desvela su etapa con el silbato y su fuga a Madrid con 16 años en su autobiografía, que va por la segunda edición: "No sabía si viviría del balón"

Juanele, en Roces.

Juanele, en Roces. / Juan Plaza

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Le brillan los ojos mientras apura una botella de agua acodado en una mesa de la terraza del bar La Pampa, en pleno corazón del barrio gijonés de Roces, el único con vistas al antiguo campo del club donde dio sus primeras patadas al balón. Juan Castaño Quirós, Juanele, respira felicidad en su encuentro con LA NUEVA ESPAÑA. Su autobiografía, "Mi verdad", vuela. En los primeros diez días de venta ya se distribuyeron 500 ejemplares y va por la segunda edición. "No aspiro a vender miles de libros. Lo único importante es que esto saliera adelante y si gusta, mucho mejor", asegura mientras esboza esa sonría de picardía que insinúan algunas de las páginas más comentadas de su libro. Las mismas donde se desvelan secretos como que fue árbitro antes que futbolista. "No lo sabían ni muchos de mis amigos", confiesa.

"Me lo ofrecieron en el colegio, en el Alfonso Camín", recuerda sobre la toma de contacto con el arbitraje. Tendría entonces "unos 11, 12 o 13 años. Había que pitar a equipos de fútbol-sala de críos de mi edad, infantiles". Al "Pichón" aquello le llamó la atención porque, entre otras cosas, "te daban un vale para comprar ropa deportiva en Deportes Boudón y claro, había que buscarse la vida. Unos playeros eran una fortuna para familias humildes como la mía". Unos días tocaba partido en Montevil, otros, en El Cerillero. "De aquella no sabía si iba a poder vivir del balón", apunta pese a que era una época en la que su fútbol ya empezaba a llamar la atención. Se tomó en serio lo del silbato. Tanto, que hubo un partido en el que su círculo más cercano no se podía creer lo que estaba viendo.

"Me tocó arbitrar al equipo de uno de mis amigos. Pensaba que iba a barrer para ellos, pero como no lo hice, empezó a insultarme. Era una época en el que todo el mundo en Roces me llamaba Juanito y algunos, para picarme, me llamaban Juanito banana, como la canción de Luis Aguilé. Sabían que no me gustaba. Y claro... ¡Lo tuve que expulsar!", cuenta Juanele sin poder contener la risa. La anécdota es una de las muchas incluidas en un libro que "la gente me dice que es muy entretenido", donde revela algún secreto más. Entre los más entrañables, descubrir el arrojo de un niño al que la pérdida de su abuela Dora le hizo coger los ahorros y subirse en el primer autocar que encontró. Acabó camino a la capital de España.

"Me afectó mucho el fallecimiento de mi abuela. Fue la que me crió, la que me apoyó en todo. No sé en qué estaría pensando, pero me fui a Madrid con el poco dinero que me había dado mi madre. Allí estuve intentando vender pañuelos para salir adelante. Era un crío, tendría 16 o 17 años. ¡No vendí ni uno!", relata echándose todavía las manos a la cabeza. Dormía en la calle y de aquella le sacó otro de sus grandes apoyos, su abuelo. Le pagó el billete de vuelta y Juanele regresó a Gijón para vivir la recta final hacia su salto al fútbol profesional. Ese proceso también lo relata en su autobiografía, mezclando días duros en Mareo, con otros llenos de humor en torno a sus particulares trastadas.

"Lo mejor de estos días ha sido volver a ver tantos amigos. A gente con la que jugué en el Roces y en el Veriña. A futbolistas de distintas épocas del Sporting. La presentación se convirtió en un pequeño homenaje", explica, emocionado, Juanele. No tardan en acercarse a su mesa para pedirle que dedique uno de sus libros. "Éste es para Oliveros, me pidió que si le podías escribir...", le comenta el dueño de La Pampa. Al "Pichón" se le ve disfrutar mientras prepara la dedicatoria y estampa su firma. "Me han llamado de varios sitios para ir a presentar la autobiografía. En unos días estaré con Chumi (su amigo y colaborador en el libro) en Avilés y también hay algo para ir a Villaviciosa y Oviedo", detalla. No serán las únicas escapadas.

Juanele tiene previsto desplazarse en las próximas semanas a Tenerife, donde continuó su carrera tras salir traspasado del Sporting una vez finalizado el Mundial de Estados Unidos en 1994. De cómo se gestó su llegada al Heliodoro también se moja en las páginas de "Mi verdad". "La idea es hacer allí también una presentación y después viajar a Zaragoza", explica. En la capital maña logró dos títulos de Copa del Rey. Del segundo de ellos, al que precede una historia personal desgarradora, se cumplirá en breve veinte años. "El 17 de marzo está previsto un homenaje a todos los jugadores de la plantilla en La Romareda", desvela el "Pichón", que no faltará a la cita.

Puntos de venta. El libro "Mi verdad" permanece, de momento, fuera del circuito de las librerías y cuenta, actualmente, con varios puntos de venta en diferentes locales de Gijón. A un precio de 25 euros se puede tener acceso a él en los siguientes establecimientos: Sidrería El Cuetu, La Orensana, sidrería Dakar, Hoyo 19, La Fueya de Tomás, Stylo Real Peluqueros, cafetería Sister`s, Laura Llaneza, Bambara, La Sal, Estanco de Néstor, Piles 6 ciber, sidrería Puente Romano, Casa Candela, y bar La Pampa. Este último es uno de los rincones favoritos de Juanele. "Vengo a echar la partida casi todos los días. Y si no hay sitio, veo como juegan. También me presta", cuenta el exrojiblanco. No es cosa de naipes, algo de lo que también habla en su autobiografía para enfado de entrenadores como García Cuervo. Lo suyo ahora es el dominó. "Jugamos al ‘chamelo’", añade sobre una modalidad del juego. "Mira, ahí viene Tinín ¿Queda sitio?", pregunta antes de abandonar la conversación y volver a la sencillez de uno de los grandes que ha dado Roces.

Suscríbete para seguir leyendo