La charla que liberó a Djuka: así rompió cuatro meses de sequía el "23"

El "23" prometió a Ramírez recuperar su nivel | Rompió cuatro meses de sequía ante el Alcorcón, su víctima favorita

Djuka111

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Andrés Menéndez

Andrés Menéndez

La conversación se produjo hace unos días, en las entrañas de Mareo. Preocupado siempre con el rendimiento individual de los futbolistas, especialmente en este delicado y decisivo tramo, Ramírez inició una serie de encuentros con algunos jugadores del grupo. Buscaba el preparador dar con la tecla: devolver a los más "tocados" confianza. Lo hizo con los que, entendía el técnico, estaban dando un nivel menor al potencial que se les intuye a nivel interno. O respecto al que exhibieron en otros momentos de la competición. Uno de los que citó Ramírez fue Nacho Méndez, despedido el pasado sábado por una parte de El Molinón con algunos pitos apenas unas semanas después de ser ídolo local tras marcar el único gol del derbi ante el Oviedo. Otro, Djuka.

Su caso por todo era mucho más delicado que el del canterano luanquín, indiscutible para los técnicos y notable en la primera vuelta de la campaña: porque el "23" arrastraba su mayor sequía desde que es jugador profesional y se encontraba en una posición delicada, prácticamente como cuarto delantero tras el fichaje en enero de Mario González. Su último cántico había sido hace cuatro meses, mucho tiempo para un delantero, siempre condicionado a los goles. En concreto, en la jornada 17, ante el Eldense (2-0). Pero hasta el sábado, le amargaban sus pobres números, con apenas 2 tantos en liga, sus peores registros de largo en casi seis cursos en el club rojiblanco. Una losa que cargaba sobre las espaldas de un futbolista todo compromiso. La situación era igualmente comprometida para el proyecto, necesitado de un paso adelante en el ataque, seco.

En los últimos 6 encuentros, de hecho, los rojiblancos apenas habían marcado 5 goles. Estaban muy condicionados al rendimiento en el área de Gaspar Campos (9 tantos). Mientras que el balance de los delanteros estaba bajo mínimos históricos. Otero, con 6, lideraba esa denominada segunda unidad. Pero con Campuzano (5 tantos) fuera de combate para unas semanas, en Mareo requerían un paso adelante de Djurdjevic y Mario González, dos jugadores llamados a tener un rendimiento más importantes, de acuerdo a sus salarios y "status". En el encuentro entre el club rojiblanco y el Levante en el Ciudad de Valencia, los técnicos observaron un punto de inflexión: entendían que el equipo llegaba con cierta claridad a tres cuartos de campo, pero que se nublaba arriba, en el área.

El experimento de Gaspar Campos como ‘9’, jugador más tendente a llegar y no estar, tampoco alivió el problema del gol. Y el peligro solo llegaba a través de las piernas de Otero. Pero no bastaba. Por eso, en Mareo se pensó de cara al encuentro ante el Alcorcón, equipo que sufre en el área, añadir más personal en el área. ¿Cómo? Con la entrada de uno de los dos delanteros. Djuka ganó la partida en esa decisión al "Pistolero", al que aún observan un déficit físico. Ramírez intentó rebajar la tensión que acumula Djurdjevic, un jugador llamado a ser fundamental, renovado a lo grande por Orlegi Sports, a su llegada al club, en junio de 2022, pero que apenas suma 9 goles (entre liga y Copa) en las dos últimas temporadas. Entienden en Mareo que el problema de Djuka no es solo una cuestión de acierto, nivel o inspiración, sino una crisis de confianza. Técnico tendente a dialogar, nada jerárquico en sus relaciones personales, siempre afable en el trato con el jugador, al que mima, Ramírez intentó hacer ver a Djuka que no solo está a tiempo de maquillar sus números; también puede sumar al grupo para aspirar a ascender a Primera División, su gran objetivo desde su fichaje por el club rojiblanco, en 2018. "¿Mi objetivo de aquí al final? Subir", resolvió el punta balcánico al término del encuentro ante el Alcorcón, al ser cuestionado por los periodistas por si ahora se fija una barrera.

Djurdjevic prometió al técnico canario que iba a a dar ese paso adelante. Al menos a intentar dar su máximo. Entre bambalinas, Ramírez también le dejó caer que si su rendimiento en el día a día era bueno, volvería a tener protagonismo en esta recta final de la temporada. Tipo introvertido pero a la vez necesitado de una confianza añadida para huir de sus fantasmas y dar su nivel más alto, Djurdjevic, que precisamente visitó en el hotel donde estaba alojado el Alcorcón a su íntimo amigo Babin –autor del penalti–, comenzó el sábado a dar la vuelta a su situación: hizo su partido más completo en meses, fue uno de los mejores jugadores del campo, protagonizó el penalti que luego marcó (lleva 8 de 11 anotados), y dispuso de dos situaciones clarividentes para aumentar su cuenta.

Ramírez no solo lo felicitó en sala de prensa: "Era el objetivo que teníamos. Que volviera a la titularidad y que recuperase el mejor nivel posible. El reto es mantener ese nivel. Pero me ha parecido que se ha vaciado. Ha sido generoso. Me voy contento por él". También lo hizo luego a solas, en el vestuario, con un guiño.

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