Oviedo, Idoya RONZÓN

Ella afirma que no recuerda nada de lo sucedido, su abogada considera que el incendio del que se la acusa fue fortuito y la fiscalía insiste en que fue la culpable, aunque su estado mental no le permitía darse cuenta de lo que hacía. El ministerio público reclama un tratamiento psiquiátrico durante cinco años para una ovetense, María C. G. R., que supuestamente provocó un incendio en un edificio de la calle Marcos Peña Royo, donde vivía su madre, provocando desperfectos en cuatro viviendas y dos locales. El juicio, celebrado en la Audiencia Provincial, quedó ayer visto para sentencia.

El incendio se desencadenó sobre las once menos veinte de la noche del 10 de marzo de 2006. Seis días antes, el 4, María C. G. R. había sido ingresada por orden judicial en el servicio de psiquiatría del Hospital Central, aunque por falta de camas había sido trasladada al Valle del Nalón. El día 8 fue conducida de nuevo a Oviedo, pero, mientras esperaba en urgencias para que se le asignara una cama, se escapó. Según declaró ayer en el juicio, no recuerda nada de lo sucedido. En su huida, María C. G. R., de 42 años, vagó durante dos días por lugares que no han podido concretarse, y el día 10 se presentó en casa de su madre, en un estado «lamentable», según destacó ayer su abogada, Ana García Boto.

La mujer, de 81 años, al ver cómo se encontraba su hija, le preparó la cena y puso una disculpa para salir de la casa un momento y aprovechar así y llamar por teléfono al hospital para avisar de que ya había aparecido. Mientras venían a buscarla se sentó en el descansillo.

En este punto es en el que difieren las versiones de acusación y defensa. Según la fiscalía, María C. G. R. prendió fuego a un edredón de una de las habitaciones, provocando un incendio que destruyó por completo la casa de su madre y causó daños en otras viviendas del edificio, cuyos inquilinos fueron desalojados. Nada más lejos, según la defensa, que afirma que no hay pruebas que demuestren que fue María C. G. R. quien lo provocó.

María C. G. R. fue encontrada por la Policía en el patio de luces posterior del edificio. Los agentes la encontraron «confusa» y la condujeron de nuevo al Central. Allí fue ingresada en el área de psiquiatría, donde permaneció hasta el día 23. Según la defensa, el informe emitido por Salud Mental -de fecha de 23 de marzo- refleja «la amnesia sufrida» por María C. G. R. La mujer afirmó que lo último que recuerda es haber bebido alcohol y vomitado y, después, el furgón de Policía que la recondujo al hospital. El documento concluye que «no se aprecia ninguna motivación para incendiar la casa». El ministerio público valora los desperfectos en más de 4.000 euros, sin contar los provocados en elementos comunes del inmueble y en locales comerciales, que ya fueron abonados por la aseguradora.

La fiscalía considera que la mujer no es responsable penalmente de sus actos, debido a la enfermedad mental que padece, con trastorno de la personalidad y un amplio historial de ingresos hospitalarios en los últimos años. Según la fiscalía, basándose en los informes elaborados por los forenses, la mujer sufre un trastorno delirante y en el momento de los hechos atravesaba un brote psicótico, lo que la exime de lo sucedido.

No obstante, reclama que se le imponga un tratamiento psiquiátrico durante cinco años y que indemnice a los vecinos con 4.182 euros por los daños que provocó en sus viviendas. Las acusaciones particulares elevan su petición a diez años de internamiento psiquiátrico.