Moscú / Oviedo,

Agencias / L. Á. V.

Una niña de 5 años permaneció durante años encerrada en un apartamento de la ciudad siberiana de Chitá (al norte de Mongolia), rodeada de perros y gatos y sin que sus familiares se ocuparan de ella. Cuando los agentes de la Policía rusa, alertados por una llamada telefónica, acudieron a la casa donde, además de la menor, viven su padre y sus abuelos, encontraron a una niña sucia y con un comportamiento más propio de un perro que de un ser humano. La menor, Natashenka, jamás salió a la calle, no sabe hablar y emite sonidos similares a los maullidos y ladridos de los animales domésticos con los que convivía hasta ahora.

«Nuestra primera impresión cuando entramos fue la de que habíamos ido a parar a algún vertedero. El hedor era insoportable y estaba lleno de perros enormes y gatos», explicó Larisa Popova, jefa del departamento de menores de la Policía de Chitá. «Vamos a luchar para sacar a esta niña adelante», añadió Popova.

Los asistentes sociales, acompañados de varios agentes, que tuvieron que hacer uso de la fuerza para acceder al apartamento ante la fuerte resistencia de los familiares, constataron que hace tiempo que la casa carecía de agua corriente, calefacción y gas.

Cuando fue encontrada por los agentes, se comportó como lo haría cualquier mascota, lanzándose hacia los funcionarios, que no podían creer lo que estaban viendo. Los policías se quedaron atónitos ante el gran número de gatos y perros que había en las habitaciones del apartamento, así como por el fuerte hedor que desprendía la casa. Según los médicos, a primera vista la menor no presenta graves deficiencias psíquicas en su desarrollo, aunque los asistentes sociales del centro de rehabilitación donde la niña ha sido ingresada señalan que cuando salen de la habitación, Natashenka emite ladridos y raspa la puerta como los perros.

Por el momento todavía observa con asombro a todos los que la rodean y se asusta ante el mínimo ruido procedente de la calle. Aunque tiene 5 años, su desarrollo físico es el de un niño de 2 o 3 años, según afirma el personal sanitario.

«Una cosa nos alegra, y es que tiene buen apetito, aunque aparta la cuchara y lame del plato, como haría cualquier perro. Todavía no juega con los otros niños y se aísla», señalaron los pedagogos encargados de sacar a la niña de su estado semianimal.

La madre de la niña, de 25 años, que tiene otros tres hijos, acudió por iniciativa propia a la Policía y declaró que el padre de la niña le robó a la pequeña cuando ésta tenía dos años y medio y no le permitía verla desde entonces. Según esta mujer, el hombre secuestró a la pequeña después de que la abuela de la niña le dijese que la madre no cuidaba de ella.

El padre de la niña que ha vivido como un animal podría ser condenado a tres años de cárcel por «incumplimiento de las obligaciones de educación de un menor». El hombre, que no estaba en la vivienda cuando entró la Policía, indicó a los agentes, una vez detenido, que su apartamento reunía todas las condiciones para criar a la niña. Sin embargo, la Policía sostiene que no es así. Las condiciones de la vivienda eran tales que los policías contemplaron cómo gatos hambrientos comían patatas crudas. «No la dejaban salir de casa. No sabíamos que existía», aseguró un vecino.

Por duro que parezca este caso, es el segundo que se da en Rusia en pocos meses. El pasado febrero, los rusos quedaron estupefactos al conocer el caso de Madina, apodada como «Mowgli» (el personaje de Rudyard Kipling de «El libro de la selva»), que era cuidada por varios perros, dado que su madre, una alcohólica de 23 años, no la cuidaba ni le daba de comer.

Los agentes encontraron a la niña, de tan sólo 3 años, comiendo restos en el suelo, como haría cualquier perro. Como la menor encontrada en Chitá, Madina era incapaz de hablar y tan sólo podía decir dos palabras: sí y no. Cuando su madre la echaba de casa, la niña se refugiaba con los perros, que se convirtieron en sus mejores amigos. Con ellos dormía en invierno, para darse calor. La madre de la menor dejó perplejos a los policías que la interrogaron al asegurar que cuidaba de ella todo lo que podía. Pese a la terrible situación vivida por la menor, los médicos no han detectado ningún retraso mental o físico en la niña y se confía en que pueda desarrollarse normalmente.

Los casos de «niños salvajes» no han sido raros. Los más conocidos son Kaspar Hauser y el niño salvaje de L'Aveyron, cuyas historias llevaron al cine Werner Herzog y Truffaut.

Hallazgo

Una llamada telefónica advirtió a la Policía, que encontró en el apartamento una gran cantidad de perros y gastos famélicos.

El estado de la niña

Natashenka sólo puede comunicarse maullando y ladrando. Cuando la dejan sola rasca la puerta, aparta la cuchara del plato y lame la comida, y se lanza a las piernas de las personas, como haría cualquier mascota.

Retraso físico

La menor no presenta retraso mental alguno, aunque sí físico, ya que su crecimiento es el propio de un niño de 2 o 3 años.

Secuestrada

La madre asegura que fue secuestrada por el padre con dos años y medio.