Lo tenían todo controlado. Los siete miembros de una violenta banda organizada, desarticulada por la Policía Nacional gracias a la investigación del atraco a un banco situado en el barrio gijonés de La Calzada, contaban en sus asaltos con la ayuda de inhibidores de frecuencia, dispositivos informático, walkie-talkies y hasta sistemas de ultrasonido para perros. Los acusados, que fueron localizados en Madrid, Málaga y Vigo, llevaban días vigilando la oficina de La Caixa que atracaron en febrero en Gijón. No dejaron nada al azar. Accedieron a la sucursal a última hora de la mañana, disfrazados con pelucas y gafas. Su silueta no pasó desapercibida para la Policía de Vigo. En cuanto los agentes de la Comisaría de Gijón enviaron las imágenes de las cámaras de seguridad, los vigueses no lo dudaron. Eran ellos, unos viejos conocidos de los investigadores gallegos.

Los asaltantes encañonaron con una pistola al jefe de la sucursal, maniataron a los empleados y a un cliente, esperaron casi una hora hasta que se abrió la caja fuete y se llevaron 92.170 euros. Tras el golpe, abandonaron la ciudad con rapidez. Ahora la Policía Nacional investiga sin colaboraron con alguien en Asturias que les hiciera labores de vigilancia.

Entre los detenidos se encuentran Luis Ramiro Martíns Mendonza y Fernando González "Nano", dos de los atracadores más perseguidos del país. En los diferentes registros domiciliarios realizados en Mijas, Marbella, Madrid, Porriño y Vigo tras los arrestos, la Policía intervino joyas, dinero, teléfonos, armas simuladas, los aparatos tecnológicos y disfraces que utilizaban los asaltantes que supuestamente permanecieron varios días en Gijón antes de su asalto.

Su último golpe hasta que fueron detenidos tuvo lugar en Málaga. Cuatro de ellos fueron arrestados después de cometer un robo en una vivienda unifamiliar de Marbella. Uno de los delincuentes se hizo pasar por un repartidor de flores para engañar a la dueña del inmueble y acceder a la casa. Una vez en el interior los asaltantes, armados y con pelucas, amordazaron e inmovilizaron a la mujer para poder inspeccionar las estancias. Se llevaron 90.000 euros.