Los Ángeles, Agencias

El director de cine Blake Edwards, entre cuyas películas figuran «La Pantera Rosa», «Desayuno con Diamantes» y «Días de vino y rosas», falleció el miércoles, a los 88 años, en un centro de Santa Mónica, a causa de complicaciones de salud derivadas de una neumonía, según anunció un representante de la mujer del cineasta, la actriz Julie Andrews. Junto a él se encontraban su mujer y otros miembros de su familia.

Edwards logró su primer gran éxito de taquilla «Operation Petticoat», en 1959, aunque el verdadero punto de inflexión le llegó en 1961 con «Desayuno con diamantes», una de las películas más reconocibles de su filmografía y de la historia del cine. Durante su carrera, se hizo especialmente reconocido por su capacidad para la comedia, y fue premiado en 2004 con un «Oscar» honorífico. Sin embargo, tan sólo fue nominado en una ocasión a los premios de la Academia de Cine estadounidense, por su trabajo de guionista en «Víctor o Victoria», cinta en la que trabajó junto a Julie Andrews.

El «Oscar» honorífico le llegó en 2004, un reconocimiento que recibió con humildad y con realismo. «Nunca pensé que llegaría a recibir un "Oscar", así que esto es como empezar a comerme el pastel», dijo en aquel momento el realizador, que había recibido su única candidatura por «Víctor o Victoria». Escasas recompensas para un hombre que amaba el cine por encima de todo pero que llegó al séptimo arte como forma de dedicarse a la escritura, que fue su primera vocación.

Nacido el 26 de julio de 1922 en Tulsa (Estados Unidos), William Blake Crump empezó a estudiar Literatura en la Universidad de Los Ángeles, pero pronto dedicó más tiempo a escribir guiones de radio y series de televisión. Comenzó con apenas 20 años como actor en «Diez héroes de West Point», de Henry Hathaway. Fue el comienzo de una larga carrera que se cerró hoy tras 46 películas como director, 29 como actor y 62 títulos en los que participó como guionista.

Sus primeros pasos tras la cámara los dio en la década de los cincuenta junto a Richard Quine. Firmaron siete guiones, de los que cinco fueron dirigidos por Quine y dos por Edwards -el primero, «Venga tu sonrisa»-. Pero fue en 1961 cuando Edwards se hizo, de golpe y de forma inmediata, con un hueco en el mundo de Hollywood. La adaptación de la novela corta de Truman Capote «Desayuno con diamantes» fue un éxito inmediato de crítica y público, que además catapultó a Audrey Hepburn pese a no ganar el «Oscar», para el que estuvo nominada.

La delicadeza de la adaptación, la sofisticación de Hepburn y la maravillosa partitura que creó Henry Mancini -que sí se llevó el «Oscar»- hicieron de esta película un clásico desde su primera exhibición y continúa siéndolo a pocos meses de que se cumplan cincuenta años de su estreno. Edwards pasó a ser el máximo representante de la alta comedia, un título del que nunca se desprendería pese a que algunos de sus trabajos posteriores más destacados son dramas como «Días de vino y rosas», que llegó en 1962 y que le hizo ganar otro «Oscar» a Mancini y sendas nominaciones a Jack Lemmon y Lee Remick.

Edwards contó en muchas ocasiones que su mayor honor había sido el comentario que le hizo Jack Lemmon para que fuera el director de ese filme.