El estrés se quita a paladas. Al menos eso aseguran algunos de los 921 opositores a Médico Interno Residente (MIR) que ayer dejaron los libros en Oviedo para hacer el descenso del río Sella en canoa. La sidra fue el combustible elegido por los estudiantes para coger fuerzas y remar los siete kilómetros que separan Arriondas de Toraño. En este último punto les esperaba una gran fiesta promovida por un local ovetense, animada por un DJ, que se prolongó hasta bien entrada la tarde. Una carpa instalada junto al puente de Toraño impidió que la lluvia aguara la celebración a los jóvenes, procedentes de países como Turquía, Honduras y Colombia.

Antes de echarse al agua, al filo del mediodía, los alumnos de Medicina que preparan el MIR recibieron consejos prácticos por parte de los técnicos de las tres empresas de turismo activo implicadas -Cangas Aventura, La Grieta y Frontera Verde- sobre cómo coger la pala. "En las canoas dobles el que va delante marca el ritmo y atrás es mejor que vaya el más ágil y fuerte", les explicó un guía. Y los jóvenes obedecieron.

Empezar el recorrido no resultó tarea fácil, pues el cauce del Sella baja estos días bastante mermado por la sequía y las canoas encallan con facilidad. Pero una vez en el río la experiencia es tan gratificante que hay opositores que repiten. Fue el caso de la gallega Natalia Camaño, que en esta ocasión acudió a la actividad vestida con traje de pingüino. "Mis amigos y yo queríamos ir de patos, que era más apropiado, pero luego nos encontramos éste y nos pareció más simpático", explicó la joven. Como el resto de compañeros, Camaño prepara el examen de MIR en una academia ovetense y estudia una media de doce horas diarias, de lunes a sábado. "Sólo tenemos vida el domingo, que aprovechamos para quedar y hacer actividades todos juntos", contó.

La sidra y la sangría fueron los líquidos elegidos por la tinerfeña Daniela Polette y sus amigos Sergio López, Virginia Plasencia y Diego Silvera para refrescarse durante el recorrido. "La experiencia ha sido increíble. El paisaje del Sella es espectacular. Sólo eché un poco en falta el sol de mi tierra", dijo.

El colombiano Iván Victoria, de 27 años de edad, fue otro de los aprendices de piragüista que participaron en el descenso. "Es la primera vez que lo hago. Se agradece desconectar de la rutina del estudio por un día porque es muy dura", apuntó. Su opinión la compartía el turco Serkan Pepeoglu, natural de Estambul. "Estoy muy contento por estar hoy aquí. El ambiente es muy animado y conoces gente", manifestó.

En el bidón de avituallamiento del hondureño René López no faltaba la bebida típica de su país, el yukarán, porque "da mucha fuerza para remar", bromeó. López bajó por primera vez en su vida el Sella en compañía de sus compatriotas Gustavo Alaya, María José López, Cristian Aranda y Uri Aguilar, que decidieron preparar el examen de MIR en Oviedo "porque las academias asturianas tienen mucha fama y buena reputación", señalaron. Todos ellos quedaron prendados por la belleza del río en el que el próximo 5 de agosto tendrá lugar el Descenso Internacional del Sella en piragua, una competición en la que la pareja formada por Walter Bouzán y Álvaro Fernández lleva siete ediciones consecutivas imponiéndose como vencedores absolutos. "No sabíamos nada sobre la fiesta de Las Piraguas, pero por lo que nos han contado parece muy animada", señalaron los hondureños.

El objetivo de la actividad, promovida desde hace cinco años por el empresario Roberto Fernández, no era otro que el de conseguir que los estudiantes interactuaran y se divirtieran. Y, según lo que contaron los participantes, quedó cumplido con creces.