Hoy se cumplen 50 años de la victoria en el Descenso Internacional del Sella de José Ramón Álvarez, que se coronó en la modalidad de K-1 y finalmente quedó octavo en la general, con el Club de Mar de Avilés. "Este año tenía pensado participar para rememorar el aniversario de la victoria, que además también coincide que fue el 8 de agosto", lamenta el avilesino.
Al final bajar el río mucho más relajado que hace medio siglo. Lo hará con su familia para recordar tiempos pasados. Con su hijo, su yerno y sus dos nietos, también piragüistas, siguiendo los pasos de su abuelo.
Su carrera de K-1 de 1970 fue intrépida. "Me vi en cabeza todo el recorrido, pero los daneses me pisaban los talones y me adelantaron en la presa de Llovio", recuerda el piragüista. "El momento más emotivo de la carrera fue ver a mi padre desde la carretera diciéndome que iba en primera posición", rememora Álvarez.
Hoy se cumpliría medio siglo de esa gran hazaña, pero la crisis sanitaria ha impedido que se celebre esta edición del Descenso Internacional del Sella. "Es un golpe muy duro", lamenta Álvarez. "Llevo viniendo desde que tenía 14 años", reconoce.
A pesar de no poder celebrar su hazaña remando al viento, Álvarez se llevó ayer una sonrisa a casa que tardará tiempo en borrar de la cara. Piragüistas de toda Asturias le hicieron un pasillo de honor en Trasona. "No me esperaba esto, ni mucho menos. La verdad es que me hizo muchísima ilusión", dijo emocionado.
