"Me decía un director el otro día: '¿Cómo has conseguido a Marta Etura?' Pues nada, levanté el teléfono y dije: 'Oye...'" Y ya está. Pero no está: esto sólo lo pueden decir unos pocos directores de escena nacionales, uno de ellos, el que está hablando: Miguel del Arco (Madrid, 1965). La compañía del Pavón Kamikaze está ultimando en Avilés su último montaje teatral de momento: "Ilusiones", de Ivan Viripaev, una comedia o casi una tragedia que, a la vez, es una novela. El resultado final se presenta esta noche (20.15 horas) en el Palacio Valdés, que abre ciclo a lo grande, con estreno en España incorporado.

Marta Etura, la que guarda "El guardián invisible", no pudo ocultar su satisfacción por formar parte de un espectáculo que produce Del Arco. "Estoy feliz", subrayó. Etura y el novel Alejandro Jato, uno de los actores de este cuarteto sobre las tablas, trabajaron profundamente sus criaturas en talleres previos. Y es que el texto de Viripaev se presenta tan singular que no da nombre siquiera a sus criaturas. "Aquí hay tantos palos narrativos que si tú le das suficientes asideros al espectador para que construya contigo puedes hacer lo que te dé la gana: desde imaginar un bosque, hasta decir que ahora estoy en mitad del universo o, siendo Marta Etura, aceptar que diga que es un hombre de 84 y se está muriendo", explicó Del Arco. Todo eso es lo que se está cociendo estos días en el Palacio Valdés.

La platea del odeón avilesino está tomada por la compañía de Del Arco. Han apagado las luces. Hay un flexo que ilumina los folios llenos del notas del director de escena. Sobre las tablas, una escenografía particular: la caja de todos los cuentos.