Adiós al pan duro: el truco con el que tu barra de ayer volverá a crujir y estará lista para comer
Será suficiente con mojarlo un poco
El pan es una auténtica delicia gastronómica a cualquier hora del día. Este alimento, rico en hidratos de carbono, es un componente ideal de las recetas desde el desayuno a la cena; bien para tostadas, para mojar la salsa, o para hacer un bocata a la hora de la merienda.
Sin embargo, encontrarle el punto es cada vez más complicado a medida que pasan las horas. Ningún sabor se compara al de una barra recién sacada del horno, con la corteza crujiente y la miga en estado perfecto. El cómo prefieras combinarlo ya es elección de cada uno, pero ni el dulce ni el salado quedan fuera de la ecuación.
En el tema de los panes hay que distinguir entre el casero y el de molde. Ten en cuenta que las rebanadas que vienen ya cortadas y envasadas suelen durar más por norma general, precisamente porque se mantienen aisladas del exterior. En el caso del pan de panadería recién hecho lo normal es que su vida no se extienda más allá de dos o tres días. Eso sí, no todos tienen la misma calidad.
Los panes que se venden en supermercados o panaderías suelen tener un tiempo de vida más corto si las barras están congeladas previamente. Si te has quedado sin pan y no te da tiempo a salir a comprarlo, puedes tener la solución al alcance de tu mano. Hay mucha gente que opta por congelar las barras o los pedazos que sobran para echarlos dentro del horno y conseguir una textura crujiente cuando la necesitemos.
Pan crujiente de nuevo
No obstante, no es necesario que sea pan congelado. Presta atención a este consejo, porque te enseñaremos cómo devolver a la vida a tus barras de pan duro que descansa en tu panera desde ayer. ¿Qué es lo que necesitas? Tan solo precalentar tu horno o echar mano de la freidora de aire.
En primer lugar, coge tu pedazo de pan seco y humedécelo por completo. Puedes echarle unas gotas de agua por toda la corteza, o bien meterlo directamente debajo del grifo del agua para que se empape bien. Después, tan solo tendrás que meterlo en la freidora de aire durante siete minutos a unos 200 grados centígrados. Cuando saques la barra, podrás comprobar que ha quedado esponjoso por dentro y crujiente por fuera, perfecto para comer.
En cuanto a la conservación del pan para que dure más tiempo, lo ideal es que metas la barra en una bolsa de tela o papel o en una caja de madera donde la barra pueda respirar sin estar completamente expuesta al exterior. Lo que sí que debes hacer es mantenerla fuera de la nevera y en un ambiente donde no esté muy expuesta a la humedad para evitar que se ponga más blanda de lo normal. La nevera o los ambientes húmedos provocarán que la barra envejezca mucho más rápido.
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