Lentejuelas y plumas de avestruz con Ungaro, plisados volátiles y abiertos que desnudan las piernas al andar, con Stella McCartney, y cataratas a ritmo de tango con la firma Zucca sembraron ayer la Semana de la moda de París de pistas muy contrastadas sobre lo que será el verano 2011. Él diseña el rotundo y poético placer en el Convento Des Cordeliers, dentro del recinto universitario de París-Descartes, cuyas paredes terminaron convertidas en pantalla gigante donde tomaron vida unas inmensas cataratas. Las maniquíes lucían una cabellera engominada y brillante, absolutamente recogida en un moño posterior, y zapatos de tacón muy alto, con plataforma o tipo botín.