Familiares y amigos despidieron ayer en Alzira, con una cerrada ovación y en una emotiva homilía, a Adrián Hinojosa, el niño valenciano enfermo de cáncer que quería ser torero y que falleció el sábado por la tarde. El párroco Enrique Masiá ha asegurado durante la homilía que "la muerte de un niño no tiene sentido", y ha emplazado a los presentes a "encontrarnos un día con él en la plaza de toros del cielo". El caso de Hinojosa surgió a raíz de las amenazas de muerte que recibió desde las redes sociales por parte de sectores antitaurinos. La polémica comenzó después de que el niño hiciese el paseíllo a hombros en la plaza de toros de Valencia, donde se celebró un festival benéfico en favor de la Fundación de Oncohematología Infantil. Unos días después una mujer deseó la muerte a Adrián por "querer curarse para matar herbívoros inocentes y sanos que también quieren vivir".