El primer encierro de los Sanfermines, que abrió ayer el Día Grande de las fiestas, se resolvió con rapidez y una elevada peligrosidad. Sobre un asfalto mojado, los toros de la ganadería del Puerto de San Lorenzo impusieron un ritmo vertiginoso y no dudaron en embestir a todo aquel que se pusiera a tiro. El resultado: más de sesenta corredores precisaron de atención médica, aunque sólo dos por heridas de cierta gravedad.

La carrera comenzó a las ocho de la mañana. Tras la salida, la manada se disgregó rápido, debido a la gran velocidad que alcanzaron los astados ya en la Cuesta de Santo Domingo. Dos toros cayeron antes de llegar a la plaza del Ayuntamiento. A la cabeza, tres cabestros fueron los primeros en llegar a la curva de Mercaderes, que junto a cuatro toros continuaron hacia la calle Estafeta. Alcanzaron sin incidencias graves que lamentar el tramo de Telefónica, atestado de corredores y curiosos. El toro que se proclamó ganador del encierro llegó a la plaza, tras completar el recorrido de 850 metros, con una marca de dos minutos y treinta segundos.

El encierro terminó con sesenta y tres atenciones médicas por parte de la Cruz Roja. El herido más grave fue un hombre de 40 años con una fractura abierta en la tibia izquierda y una contusión en la muñeca. Un hombre de 38 años procedente de Sarriguren recibió una herida por asta de toro en el glúteo. Tras el encierro, la fiesta siguió por toda Pamplona. En esas primeras horas, no se registró denuncia alguna por delitos de carácter sexual.