Madonna, la reina del pop internacional, actuó por sorpresa la pasada Nochevieja junto a su hijo David Blanda en un bar del centro de Nueva York, Stonwall Inn, que se convirtió a finales de los sesenta en icono del movimiento homosexual.

Durante su inesperada actuación, Madonna rindió homenaje al movimiento LGTBI con dos canciones y un breve discurso que la propia artista difundió en su cuenta de Twitter.

"Estoy aquí orgullosa, en el lugar donde comenzó el orgullo, para que nunca olvidemos los disturbios del Stonwall ni a aquellos valientes que se levantaron para decir basta", dijo Madonna sobre el escenario del pub, ubicado en el barrio neoyorquino de Greenwich Village.

Los disturbios a los que se refiere la diva son los de 1969, cuando una redada policial en el local provocó unas protestas que, a su vez, encendieron la mecha de la lucha por los derechos del colectivo LGTBI.

"Esta noche nos hemos juntado para celebrar 50 años de revolución, cincuenta años de lucha por las libertades. Todos sangramos del mismo color y todos necesitamos amar y ser amados", agregó Madonna, que cantó acompañada a la guitarra por su hijo su éxito "Like a prayer" y la canción "Can't help falling in love", que popularizó otro mito de la canción, Elvis Presley.