El palacio da Comenda, propiedad de los condes franceses D'Armand, que fue refugio portugués de Jacqueline Kennedy tras el asesinato de su marido, había encontrado por fin un comprador, pero un grupo de boy scouts ha hecho que la venta, por 45 millones de euros, se paralice.

El Agrupamiento 415 del Cuerpo Nacional de Escutas, los Boy Scouts portugueses, cuidaba del molino de la finca desde hace veinte años. Desde finales de enero se encontraron con las puertas cerradas, las ventanas clausuradas y las cerraduras cambiadas. Eso ha hecho que emitan un comunicado para explicar por qué la venta del lugar va en contra del cuidado que le han dispensado durante dos décadas, según reivindica la presidenta de la agrupación, Nicole Novo. La propiedad, a unos 50 kilómetros al sur de Lisboa, cerca de Setúbal, en plena Serra da Arrábida, ofreció a la viuda de América y a sus hijos la tranquilidad y la discreción que buscaban. Una pareja de millonarios ya había pagado 15 millones por la finca, según cuenta el portal Idealista, pero se están encontrando todo tipo de impedimentos. Otro de ellos lo pone el Ayuntamiento de Setúbal. La propiedad hacía imposible el acceso público a la playa de Albarquel. Hubo un acuerdo inicial entre el municipio y los nuevos dueños, pero el aparcamiento público y su acceso, además de un merendero, se encuentran ahora bloqueados. El palacio da Comenda es uno de los más espectaculares de la costa portuguesa. La construcción, de cinco plantas y 26 habitaciones, se erige en un promontorio sobre el Atlántico. El terreno, de 616 hectáreas, incluye una playa privada a la que se accede desde la mansión por unas escaleras de piedra. El origen del palacio se remonta al siglo XVIII. En 1848 la reina María II de Portugal lo vendió, y años más tarde, en 1872, lo adquirió el diplomático y representante del Gobierno francés en Lisboa Abel Henri Armand. Fue él quien encargó la construcción del actual edificio al arquitecto Raul Lino, uno de los mejores de su generación.