El edificio del Ateneo Obrero, emblema cultural de Villaviciosa, cumple cien años

La sociedad celebra este viernes el "día del socio" con actividades infantiles, espicha y homenajes

El edificio del Ateneo Obrero.

El edificio del Ateneo Obrero. / R. A. G.-O.

El Ateneo Obrero de Villaviciosa celebrará este viernes el "día del socio" con animación infantil, espicha y reconocimientos. Un encuentro que este año tendrá un carácter mucho más especial, al cumplirse el centenario del edificio. El Ateneo atraviesa un buen momento, algo en lo que ha tenido mucho que ver la reciente reforma del inmueble.

La construcción del actual edificio comenzó a fraguarse en 1916. En aquel entonces, el auge adquirido por la Sociedad Ateneo Obrero hizo plantearse a la directiva la necesidad de disponer de un espacio propio. Para lograrlo, el marqués de Villaviciosa, Pedro Pidal, cedió un terreno entre las calles Magdalena y el Pelambre valorado en 15.000 pesetas. En 1917, se llevaban recaudadas 33.459 pesetas de los socios y otras 10.000 pesetas de maliayeses residentes en La Habana para la ejecución del proyecto. El arquitecto Manuel del Busto regaló los planos del edificio y los propios obreros trabajaron en su tiempo libre en la construcción.

El inmueble se convirtió rápidamente en sede de la vida social de Villaviciosa, hasta que en 1937 la entrada de las brigadas navarras en el concejo cambia por completo el devenir de la entidad.  Las clases no vuelven a reanudarse y se promueve un expediente para declarar sindicato marxista al Ateneo Obrero, con el doble objetivo de hacer desaparecer una institución que tenía el adjetivo de "obrero" y de obtener gratis el beneficio patrimonial del edificio y su finca.

Durante los siguientes años, el edificio tuvo numerosos usos. En la década de los cuarenta se inauguró el Imperial Cinema, gestionado por la empresa Argüelles. Tras su cierre, el salón de actos pasó a acoger la exposición del Festival de la Manzana. También se abrió un bar y se instaló la Cámara Agraria.

La llegada de la democracia abrió un nuevo escenario para el Ateneo. Algunos de los antiguos integrantes decidieron crear una nueva sociedad y retomar el importante trabajo que se venía realizando antes de la incautación franquista. Los primeros pasos consistieron en limpiar el edificio y acondicionarlo para retomar la actividad.

En setiembre de 2006 se produjo el derrumbe del tejado del salón de actos, lo que dejó inutilizada la mitad del edificio. Ningún organismo se hizo cargo de su restauración y el inmueble entró en un rápido declive con multitud de goteras debido a la ausencia casi total de labores de mantenimiento.

No fue hasta 2014, cuando, después de mucho luchar, el Ayuntamiento logra finalmente la cesión del edificio. Un hito en la historia del inmueble, que permitió iniciar los trámites para su restauración integral. A día de hoy, el Ateneo Obrero es el centro neurálgico de la cultura local. Tiene más de 1.150 socios y atiende a 400 alumnos en diferentes talleres y cursos.