El "argayón" de Tazones se controla desde el espacio: "Podemos detectar movimientos de hasta un milímetro"

Una empresa geológica colabora con la Universidad de Oviedo en un proyecto piloto que utiliza tecnología de satélites para controlar el avance del desprendimiento maliayés

Dos trabajadores instalan uno de los equipos en Tazones.

Dos trabajadores instalan uno de los equipos en Tazones. / R. A. G.-O.

Las alarmas saltaron hace cinco años. El hundimiento de parte de la sidrería El Faro, en Tazones, obligó a desalojar a la familia de Fátima Tomé Da Silva, encargada entonces del establecimiento. La veta que recorre los terrenos más cercanos a la costa había avanzado rápidamente en las últimas semanas, alcanzando finalmente el inmueble, que a día de hoy sigue desalojado. El suceso causó una gran conmoción en la zona. ¿Estaría Tazones en peligro?.

Las investigaciones desarrolladas desde entonces por la Universidad de Oviedo han permitido comprobar que si bien el argayo mantiene un movimiento constante, éste está enfocado hacia la costa. “No pone en peligro el pueblo”, aseguró recientemente la geóloga María José Domínguez en una charla en la parroquia maliayesa. “Hay un punto que en un mes se llegó a mover hasta catorce metros. La buena noticia es que la zona alta, la del faro y la carretera, está estable”, explicó.

A pesar de esta estabilidad, la universidad continúa controlando de cerca el avance de este desplazamiento, que se intensifica especialmente en épocas de lluvia. Los investigadores realizan mensualmente mediciones topográficas, aunque hace un año decidieron poner en marcha un proyecto piloto de marcadores reflectores en colaboración con GEA Asesoría Geológica. Utilizando un radar de apertura sintética satelital A-DinSAR pueden monitorizar de forma remota el terreno.

El funcionamiento es sencillo. “Utilizamos un satélite que lanza una señal de radar contra la tierra, que al volver permite conocer información de las coordenadas ‘x’, ‘y’ y ‘z’ de una serie de puntos. ¿Qué hay de nuevo en este proyecto? Hasta el momento este tipo de sistema funcionaba muy bien en terrenos fáciles, en zonas por ejemplo en la que hay edificios, pero en campo abierto tenía más dificultad para detectar dichos puntos. Nosotros lo que hemos hecho ha sido instalar una serie de marcadores fijos que puedan ser detectados fácilmente por el satélite”, explica Félix Mateos, doctor en Ciencias Geológicas y director del área I+D+i.

En total han instalado quince córner, lo que les permite tener información detallada del terreno cada doce días. “Podemos detectar movimientos milimétricos. Sabemos no solo si se hunde, sino también en qué dirección”, asegura. Unos datos fundamentales para tener un control preciso del deslizamiento y poder actuar rápidamente en caso de que fuera necesario. No solo eso, al tratarse de una prueba piloto, la empresa tiene en Tazones un campo perfecto de investigación. “Dos córner, por ejemplo, los tenemos actualmente de baja porque nos los tiraron las vacas. Esto nos permite saber también si en un momento dado, al quedarnos sin algún punto, perdemos información o no”, apunta.

“Es la primera vez que utilizamos esta tecnología en un campo tan amplio y nuestra idea es poder monitorizar la zona al menos entre 3 y 5 años más. Al final estamos hablando de un desprendimiento muy grande que puede llegar a ser un problema a futuro”, afirma Mateos.