La Comarca de la Sidra premia el saber hacer y "la valentía" de Los Caserinos

"Es un día de orgullo que cuenta cómo una familia supo aprovechar las oportunidades", destaca Vega

Mari Corripio, quinta por la derecha, con el galardón, rodeada de su familia y de los responsables de la Comarca de la Sidra. | A. G.-O.

Mari Corripio, quinta por la derecha, con el galardón, rodeada de su familia y de los responsables de la Comarca de la Sidra. | A. G.-O. / Alicia García-Ovies

La capacidad de la empresa Los Caserinos para sobreponerse a las adversidades, apostando por la innovación de un sector tan tradicional como la ganadería y aprovechando los múltiples beneficios del turismo agroalimentario, les ha permitido convertirse en "un importante elemento de dinamización y desarrollo económico y social para la Comarca de la Sidra, en especial para el municipio de Villaviciosa". Es por esta razón por la que ayer recibieron el premio honorífico que la mancomunidad creó hace dos años para reconocer el mérito de quienes día tras día trabajan por impulsar el territorio. La familia Amandi, encabezada por su matriarca, Mari Corripio, recogió el galardón en un emotivo acto en Villaviciosa.

Estuvieron presentes los alcaldes de los seis concejos de la Comarca (Villaviciosa, Cabranes, Bimenes, Colunga, Nava y Sariego), el presidente del ente y diferentes representantes de la junta de la Mancomunidad. "Es un día de orgullo para vosotros y para Villaviciosa, porque nos permite contar a todo el mundo cómo una familia de la zona rural dio un paso de valentía con mucho trabajo y sabiendo aprovechar las oportunidades", destacó el regidor maliayés, Alejandro Vega.

El Alcalde fue quien propuso a la empresa agroalimentaria para el premio, al considerar que "superando siempre los localismos han entendido que el proyecto Comarca de la Sidra es bueno para todos". Y fue precisamente él quien anunció que los maliayeses han sido incluidos por Segittur entre los doce mejores proyectos de turismo agroalimentario de España.

Porque Los Caserinos no es solo una ganadería. Los maliayeses han sabido mirar más allá impulsando sus instalaciones para dar vida a un producto turístico que recibe entre 25.000 y 30.000 visitas al año, de las que 4.500 son escolares. "Las visitas para nosotros son fundamentales. Hacemos una labor formativa y de educación ambiental porque queremos que la gente conozca de dónde salen las cosas y el trabajo que hay detrás", explicó Alberto Amandi. El éxito es tal que más del 30 por ciento de sus productos los venden en casa, "y queremos seguir aumentando la cifra".

Pero el camino no siempre es fácil. "Estamos ilusionados con un proyecto que consideramos atractivo, que ayudará a fijar población al medio rural, crear empleo, aumentar y mejorar la campaña ganadera, sin embargo nos sentimos castigados por querer emprender e innovar", lamentó Marta Amandi, que junto a su marido trabaja en la apertura de un hospital equino. Por eso, defendió, "necesitamos un cambio que favorezca el desarrollo del mundo rural y un relevo generacional que asegure la continuidad de nuestras actividades".

Pero, como añadió luego Irene Amandi, "los jóvenes de la familia estamos preparándonos para seguir con este proyecto". "Para seguir trabajando en turismo sostenible, el trato amable con nuestros visitantes, la eficiencia energética y la conservación de lo nuestro, de lo rural, de o sano, de lo cercano. Este reconocimiento nos ayudará a seguir adelante", dijo.