Opinión

Madrid, corte y villa

La corte de Madrid, aunque crea ser la de la España de las autonomías, es en realidad una geología de muchas capas en la que incluso sigue activa hasta la del Imperio perdido, con el rencor típico del que fue y ya no es y la abulia activísima de más cargos que puestos útiles. La vida política en la corte se empareda entre la soberbia de los altos cuerpos (jurídicos sobre todo) y la picaresca de los bajos fondos (incluidos los mediáticos), con un enjambre pululante por el medio de aspirantes a algo, en su mayoría llegados de provincias y que laboran en aparentar. Pero el día a día en la villa lo hacen millones de gentes trabajadoras de muchas clases, llegadas de todas partes a lo largo de generaciones, que hacen vida al margen de la corte fantasmal con duras jornadas agravadas por los desplazamientos. Así que cuando se habla de "Madrid" conviene siempre distinguir la villa de la corte.

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