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Areces había picado en varias empresas buscando sin éxito quien liderara el proyecto de El Musel. Entre ellas, British Petroleum (BP), Enagás y Unión Fenosa. Dentro de Asturias, HC se prestaba a tomar una participación en una regasificadora, pero descartaba ponerse al frente. No era su negocio. Y en el ámbito político el PP asturiano aireaba la «incapacidad» del Ejecutivo para sacar adelante el proyecto y defendía el «no» de Rato.

En 2005, con Zapatero en la Moncloa, su primer ministro de Industria, el hoy presidente de Cataluña, José Montilla, dijo sí a la regasificadora al revisar la planificación eléctrica del PP. Además Areces había obtenido el sí de Enagás como promotor empresarial y confirmado el interés de ESB, Endesa, Gensa, Iberdrola o HC por instalar centrales de ciclo combinado. Clientela bastante para justificar la inversión de 377 millones de euros que Enagás pone en marcha ahora en El Musel.

Fue una especie de fiebre del ciclo combinado. Entre 2002 y 2007, Asturias encadenó anuncios de instalaciones equivalentes a una docena de centrales de gas natural de 400 megavatios, aunque se sabía que no todos los proyectos se ejecutarían. Tampoco lo harán todos los que hoy siguen en la tramitación. Estos proyectos suman 2.000 millones en inversiones:

l Uno de los ciclos combinados de HC en Soto de Ribera está en producción desde hace un año y el otro se encuentra en construcción.

l La irlandesa ESB tiene todos los permisos para una gran central (860 megavatios) en Corvera, que prevé iniciar a finales de 2010.

l Endesa está a punto de completar la tramitación de un ciclo combinado en Mieres (La Pereda, 400 megavatios). La compañía ha decidido retrasar su construcción.

l Iberdrola tiene en evaluación ambiental una central de gas (850 megavatios) llamada a reemplazar a su actual térmica langreana de carbón. El proyecto no tiene fecha.

l Gensa tramita su proyecto para un ciclo combinado (400 megavatios) en Trubia, si bien tiene el rechazo de los vecinos y del Ayuntamiento de Oviedo.

l La Autoridad Portuaria de El Musel adjudicará, presumiblemente este otoño, una concesión para otra central de 800 megavatios junto a la regasificadora. Optan a ella HC y Endesa. El complejo podría estar operativo en 2013.

Este último caso ejemplifica también cómo el cambio de modelo energético ha avivado la competencia entre empresas en Asturias, un territorio hecho a la convivencia de variopintas compañías en el negocio de la generación -HC, Iberdrola y Gas Natural (antes Fenosa) se reparten las grandes térmicas-, pero donde Hidrocantábrico conserva un claro liderazgo.

El nuevo rumbo de la energía asturiana no es ajeno a HC, que protagoniza su tránsito desde una actividad eléctrica muy centrada en el carbón hacia el gas natural y las energías renovables. Transición que ha implicado fuertes inversiones dentro y fuera de Asturias y que el grupo ha hecho como filial de Energías de Portugal (EDP), a la que pertenece en un 95% desde 2005.

EDP-HC aspira también a liderar el negocio de los parques eólicos, en el que las empresas prevén invertir hasta 2015 unos 1.500 millones para que el Occidente llegue a 70 parques de aerogeneración.

El viento es otra de las patas de un cambio que está técnicamente condicionado a que Red Eléctrica de España (REE) construya nuevas líneas de alta tensión para evacuar la producción. Avanza el tendido Soto-Penagos y está en obras también la conexión con Galicia. Pero Sama-Velilla sigue pendiente y sin esta «autopista energética» entre el Principado y la Meseta estará comprometida la viabilidad de muchas inversiones, incluidos varios ciclos combinados y hasta la propia regasificadora. REE cree que Sama-Velilla puede estar en 2013, pero hay una notable contestación vecinal y resistencia política en León (PSOE y PP incluidos). Dentro de Asturias, la expansión energética también ha suscitado episodios de respuesta ciudadana y ecologista que han cosechado, sin embargo, escasas complicidades entre los partidos.

Y está la recesión enfrente. La política energética no está vacunada contra las incertidumbres económicas. Aun asumiendo que se trata de un fenómeno pasajero, en las eléctricas inquieta la fuerte caída de la demanda, se temen las consecuencias de una recuperación tardía y preocupa el nivel de sobrecapacidad que va acumulando el país. Las prisas de hace dos años por acelerar la construcción de ciclos combinados en España se han desvanecido y hay empresas que, como Endesa, piensan recortar inversiones. Con un impacto por ahora incierto en sus planes para Asturias.