Oviedo, J. E. M.

Varios dirigentes del PP asturiano hicieron ayer un llamamiento a la «tranquilidad» y la «cautela» entre sus seguidores, «para evitar dar bazas» a los partidarios de la candidatura de Francisco Álvarez-Cascos. Miembros de la cúpula popular lanzan la recomendación después del «pequeño escándalo» que ha generado la denuncia de Benjamín Vilaboa, uno de los miembros del comité electoral, que acusó a la dirección del partido de falsificar su firma en un escrito elaborado para rechazar «una hipotética candidatura de Álvarez-Cascos». El PP hace autocrítica y señala que «no pueden repetirse hechos como éste».

En el sector oficial del PP -un gran bloque que integra a todas las grandes juntas locales del partido en Asturias y a casi todas las de mediano tamaño, además de contar con el respaldo de la dirección regional y de Nuevas Generaciones- se resta importancia a la acusación lanzada contra el comité electoral. Los populares dejan claro que hay varios testigos que refrendan que Vilaboa dio permiso para incluir su firma en el documento. «No había ningún empeño en lograr la unanimidad, entre presentar un escrito aprobado por nueve a cero y dar pie a un escándalo o presentar otro con ocho votos a favor y uno en contra sin ningún tipo de problema añadido hubiéramos preferido lo segundo, lo que ocurre es que nos engañaron», señalan los populares, que dan la discusión por zanjada con la ratificación del documento por parte de los ocho miembros restantes del comité electoral. La dirección del PP no espera mayores contratiempos por este capítulo. «No cabe denuncia interna porque se trata de un comunicado, no de un acta oficial. La única salida sería acudir al fiscal, pero no creemos que vaya nadie ya que varios testigos saben que Vilaboa dio su consentimiento, así que lo mejor es pasar página y que esto no se vuelva a repetir».

Pese a que, a juicio de la cúpula del PP, todo indica que la sangre no llegará al río por lo ocurrido, los populares hacen crítica interna, una crítica que sitúa a Joaquín Aréstegui en el punto de mira ya que, supuestamente, Benjamín Vilaboa era un afiliado de su total confianza. Este diario supo ayer que el presidente del PP avilesino recibió algún «cariñoso reproche». «Cuando hay una traición, la culpa suele ser del traidor, no del traicionado», explicó ayer Aréstegui, que se preguntó: «¿Qué tipo de presiones habrá tenido que sufrir Vilaboa para hacer algo así, después de ser un hombre de mi confianza durante décadas?».

Los dirigentes populares defendieron ayer las decisiones adoptadas durante los últimos días en relación con la candidatura de Cascos señalando que se ajustan plenamente a los estatutos del partido.